Capitulo 18a (especial "Back in time - Hangeng")
Las primeras semanas de clases son siempre las más aburridas. Estando con los mismos compañeros del año anterior, no cambiaba mucho mi aburrimiento de asistir a la escuela todos los días. Si no fuese porque Sungmin seguía siendo mi compañero de salón, lo más seguro es que ya le habría pedido a mi padre que contratar a un tutor privado para no venir mas.
Pero todo se torno más interesante pasado un mes de clases.
Esa mañana corrió mucho viento y habían anunciado que llovería por la tarde. Típico día de verano. Sungmin paso por mi esa mañana y me “obligo” a irnos caminando hacia la escuela. Él era el único al que no le gustaba ocupar mis lujos y que me aterrizaba un poco al tratarme como una persona normal. Estaba acostumbrada a que me trataran como princesa en todos lados, pero Sungmin era diferente.
Ese día la clase se encontraba más agitada de lo común. Con Sungmin nos separamos en la puerta ya que él se sentaba en otro lugar.
- Hanbyul! Te enteraste del chisme? – preguntó una compañera al llegar corriendo hasta mi. Yo levante un poco mi bolso y ella de inmediato lo tomo para cargarlo hasta mi puesto. Ella era una del trío de “hienas” a las que no le importaba aprovecharse de mis lujos. Así que yo también me aprovechaba de ellas.
- Que chisme? – pregunte comenzando a caminar hasta mi silla. Al llegar ya estaban las otras dos esperando alrededor de mi mesa. La más alta corrió mi silla para que yo me sentara, cosa que hice. Esperando a que hablaran.
- Hay un chico nuevo en la escuela – dice Mo-ne, era la más pequeña de las tres y la que tenía más cara de inocente. Estaba emocionada con la noticia que tenían que contarme.
- Y es extranjero – agrego Tae-ra dejando mi bolso sobre la mesa. Ella era peor de las tres, siempre con su aire de superioridad. Intentando imitarme y tratar de tomar mi lugar.
- Y lo más importante! – dice Jae-in levantando un dedo. Ella era de espíritu alegre, pero también era muy influenciable de forma negativa por Tae-ra. – estará en nuestra clase!! – todas se pusieron a aplaudir eufóricas. Yo solo me reí.
- Y alguna ya lo vio? – pregunte mirándolas, fingiendo interés.
- Yo lo vi! – exclamo Mo-ne sonriendo pícaramente. Se acerco más hacia mí, haciendo que las otras dos también se pegaran – es muy guapo! – dice soltando una risita a la que las otras dos le siguieron. Yo sonreí cruzado, importándome menos aun esta “gran” noticia.
El profesor entro a la sala haciendo que todos se ordenaran de inmediato ya que venía con el temible profesor Kangin y su fiel regla. Se pararon frente a la clase esperando a que guardáramos silencio para comenzar a hablar.
- buenos días alumnos – dice el profesor de música sonriendo. – Tenemos un anuncio que darles así que espero que se comporten – dice el profesor Yesung dándole la palabra al profesor Kangin.
- Para que tanta parafernalia! – exclama este molesto – YAH! Guarden silencio! – dice apuntando a un grupo que estaba conversando, golpeando la mesa que tenía enfrente con su regla – y tú! Pasa de una vez! – grita hacia la puerta, mirando con esa cara de demonio. Varios ahogan un grito de impresión al ver a un joven alto de piel trigueña, con su mochila al hombro entrando al salón – Este es Hangeng! Sera su nuevo compañero de clases a partir de hoy! – dice el profesor Kangin apuntándonos con su regla. – compórtense como buenos compañeros con él! – Apoya una mano en su hombro, empujándolo un poco hacia delante – lo dejo a su cargo profesor – luego de palmear el hombro de ese chico nuevo se retira. Todos nos relajamos una vez que salió del salón. Varios se juntaron a cuchichear mirando al alumno que seguía parado junto al profesor.
- Muy bien chicos, démosle la bienvenida a Hangeng – dice el profesor aplaudiendo. Varios más lo siguen. Jae-in levanta la mano llamando la atención de todos. – Dime Jae-in – dice el profesor
- Disculpe, no cree que Hangeng-sshi debería hablar un poco sobre él para conocerlo más? – pregunta sonriéndole al alumno nuevo, haciéndome reír por su descarado coqueteo.
- Tienes razón! – dice apuntándola – Hangeng, cuéntanos de ti – mira al aludido, apoyándose sobre su escritorio esperando a que hablara. Pero el chico nuevo solo pone una mueca de duda en su rostro. El profesor se golpea la frente con la palma de la mano – Cierto que eres de china! – exclama sonriendo – me dijeron que no entendías mucho el idioma y que tenias que acostumbrarte de apoco – decía el profesor desapoyándose de la mesa para caminar hacia él. – Mira, no te preocupes. Siéntate ahí – apunta un banco cerca de la ventana. Él solo asiente y camina hasta su nuevo puesto – bien chicos, ayúdenle a aprender nuestro idioma para que no se quede atrás en los estudios – decía emocionado – ahora saquen su libro que hoy seguiremos con la historia de la música clásica.
Saque mi libro sin dejar de mirar a ese chico nuevo. Tenía un aire de misterio que era atrayente. Aun que siempre pasaba igual con cualquiera que llegara a la escuela del extranjero. Nadie conocía su pasado ni como había sido en su anterior escuela, podía reinventarse como quisiera inventando lo que se le viniera en gana. Pero había algo más en él que me llamaba la atención.
Durante toda la clase, Hangeng fue rodeado por chicas dispuestas a asistirlo por si tenía alguna duda. Era realmente patético el cómo lo baboseaban. Incluyendo a mis tres “amigas” que no dejaban de mirarlo.
El timbre del cambio de hora sonó y en cuanto el profesor salió del salón, todos se abalanzaron sobre el chico nuevo. Yo me quede en mi puesto con mi cuaderno de dibujo sobre la mesa.
- Hangeng! De que parte de china eres? – preguntaba una de las chicas con voz melosa.
- Shanghái – respondió él. Era la primera vez que escuchaba su voz, era una voz profunda y amistosa. Bastante agradable. Yo apoye un codo sobre la mesa para reposar mi cabeza sobre mi mano mientras dibujaba.
- Tienes hermanos? – pregunto otra
- O hermanas? – soltó un compañero haciéndolos a todos reír.
- Porque viniste a Corea? – insistió otra niña, haciendo que los demás se interesaran por la pregunta.
- “Que molestosos” – respondió en chino, haciendo que todos se sorprendieran y comenzaran a bombardearlo con preguntas. Yo me reí al ver lo ilusos que eran mis compañeros. Hangeng podría estar burlándose de ellos en chino y ellos ni enterados. Por suerte el caos termino cuando llego el profesor de matemáticas.
Pasaron un par de semanas y Hangeng pareció soltarse. Ahora conversaba mas con los demás compañeros y hasta se aprovechaba de ser tan popular con las chicas, coqueteando con cualquiera que se le acercara a conversarle de algo. Tenía un magnetismo especial con las mujeres, hasta las profesoras lo encontraban encantador, sobre todo porque hablaba un coreano “tierno” como varias habían dicho.
Sin darme cuenta comencé a obsesionarme con él. No dejaba de mirarlo en clases y hasta me reía cuando les hablaba en chino a nuestros compañeros, llamándolos “idiota” en sus caras y ellos sin entender. Ya tenía más de 10 hojas de dibujos de él en mi cuaderno. En diferentes poses y con diferentes expresiones. Me gustaba y mucho. Así que decidí hacer algo al respecto.
- Hangeng rechazo a otra chica – comentaba Jae-in mientras jugaba con un pedazo de huevo de su almuerzo.
- Quien fue esta vez? – pregunto Mo-ne interesada, metiéndose un pedazo de papa en la boca. Estábamos sentadas en una de las mesas del casino, almorzando.
- Una chica de tercero… pobrecita. Dicen que es muy cruel para rechazar a las chicas – Jae-in al fin se metió la comida a la boca
- Tú qué crees Hanbyul? – pregunto Mo-ne mirándome, yo no estaba prestándoles atención del todo. Unas mesas mas allá se encontraba Hangeng con su grupo de amigos – Hanbyul?
- Qué? Qué ocurre? – pregunte mirándola, todas se observan entre si y luego sonríen.
- Te gusta Hangeng! – dice Jae-in apuntándome y sonriendo alegremente.
- Y tú que nos decías que perdíamos nuestro tiempo – dice Tae-ra con una sonrisa despectiva en el rostro, intentando simular su sarcasmo.
- Y que si me gusta? – dije de forma desafiante. – ustedes creen que no lo conseguiré? – las tres se miraron sorprendidas y luego pusieron cara de preocupación.
- Hanbyul… - comenzó a decir Mo-ne con un tono de voz que me desagrado de inmediato – Hangeng… esta fuera de tu alcance – dijo tomándome la mano, como teniéndome lastima. Eso me sulfuro.
- QUE?! Fuera de mi alcance?! – exclame furiosa quitando su mano de la mía de forma brusca. Todo lo que yo quería lo tenía, porque este chico iba a estar fuera de mi alcance?
- Hanbyul… mejor ni lo intentes – decía Jae-in tomándome del brazo para tratar de calmarme – no queremos que salgas herida – Eso fue suficiente para mí. Me pare de la silla de forma ruidosa observando a las 3 muy enojada.
- Ya verán! – dije apuntándolas mientras sonreía – Lo conseguiré y ustedes tendrán que buscarse otra escuela por ofenderme de esta manera! – Tome mi cuaderno, que siempre cargaba y me gire para retirarme. Pero para mi mala suerte choque con alguien haciendo que botara una bandeja que llevaba en sus manos. Al menos toda la comida termino derramada en el piso y parte de ella sobre la ropa de quien estaba frente a mi incrementando su aura maligna.
- YAH!! – grito enojada, yo solo me reí al ver el desastre que había quedado en su ropa. Una gran mancha café le cubría desde la chaqueta hasta la falda, goteando en el suelo los restos. Iba a seguir mi camino, pero su mano me tomo del brazo con fuerza – Donde crees que vas sabandija?! – grito zamarreándome un poco, dejándome frente a ella. Yo puse cara de asco mientras quitaba su mano de mi brazo con los dedos
- No es mi culpa que seas tan bruta – dije de forma despectiva, logrando zafarme de su agarre.
- YAH!! No te hagas la desentendida! Me botaste mi comida y mira mi uniforme!! – gruñía la bruja de Lee Bom – Esto no se va a quedar así niñita!! – yo comencé a revisar mis bolsillos encontrando lo que buscaba. Abrí mi billetera y saque uno de los billetes de 100mil won que tenia. Tome la mano de la bruta y le entregue el billete.
- Con esto basta, verdad? – dije sonriendo, soltándole la mano para limpiármela sobre mi chaqueta – Cómprate algo decente y nuevo. Ya te hacía falta – guarde mi billetera de nuevo. Lee Bom observo el billete y se largo a reír. Al parecer nunca había visto un billete tan grande en su vida que se reía de esa manera. No dejaba de sorprenderme el que estudiara en esta escuela si no tenía dinero como aparentaba. Ya varios chicos nos estaban rodeando para no perder detalle de la pelea que llevábamos acabo. Iba a seguir mi camino, pero su mano me tomo del pelo haciendo que gritara de dolor
- ESCUCHAME NIÑITA MALCRIADA! – grito enfurecida, tirándome la cabeza hacia atrás – Tú crees que todo se soluciona con tu cochino dinero?!! AH?!!
- SUELTAME!! – grite enojada, enterrándole las uñas en la mano que me sostenía, logrando que me soltara.
- Profesor! Profesor!! Lee Bom está golpeando a un alumno de nuevo! – escuche decir a alguien a mi espalda. De inmediato me agache, desordenándome el pelo aun mas, fingiendo estar herida.
- QUE ESTA PASANDO AQUÍ?! – escuche decir a mi lado. Perfecto! Era el profesor Kangin. – Lee Bom-sshi – dice con lentitud, notando un tono alegre en su voz – nuevamente creando problemas? – levante la vista con mis ojos llenos de lagrimas. El profesor me vio y su cara cambio a una mueca de enfado que era de temer – YAH! Así que golpeando a tu menores! – grito apuntándola con la regla. Sentí como me ayudaban a ponerme de pie y al girarme veo a Sungmin a mi lado con cara preocupada. Mis lagrimas eran tan convincentes… - No tienes nada que decir? – pregunto el profesor sonriendo malévolamente. – Pero claro! Que vas a decir! Si eres culpable de todos los cargos!! – observe a la bruja y esta me miraba furiosa. Yo le saque la lengua intentando no sonreír. Una figura llamo mi atención, se encontraba detrás de Lee Bom observando todo con detenimiento. Se me paro el corazón por unos momentos. Que pasaba si con esto perdía mi oportunidad con Hangeng? Eso me asusto.
- Profesor… - dije secándome las lagrimas con el dorso de mi mano – no se enoje con ella, fue todo un mal entendido. – el profesor me miro sin comprender – fue mi culpa botarle la comida a Lee Bom-sshi, aun que fue sin intención – puse mi mejor cara de pena – Lee Bom-sshi se molesto y por eso reacciono así, verdad unnie? – pregunte acentuando el llamarla “unnie”. El profesor Kangin se giro para mirarla, sin creer lo que escuchaba – Unnie? – volví a repetir, sonriendo burlonamente, pero de forma disimulada.
- SI! Eso fue lo que ocurrió – dijo ella sin dejar de mirarme enfadada. El profesor dejo escapar un bufido de molestia al mirarla.
- Parece que te escapas esta vez – murmura golpeando su propia mano con la regla.
- Me puedo retirar ya? Necesito cambiarme el uniforme – dice la bruja toda altanera. El profesor hace un gesto con la mano cediéndole el paso, y ella se va. Seguida de cerca por un chico pelirrojo de mi clase. Yo le hago una reverencia al profesor y luego me alejo junto con Sungmin, observando la reacción de Hangeng. Al parecer lo había sorprendido por el gesto que tenia en el rostro.
Tomé del brazo a mi amigo y me lo lleve de la cafetería. Nos sentamos en la escalera que subía a la azotea. Sungmin saco un cepillo de su bolsillo y comenzó a peinarme para arreglar el desastre que tenia en el pelo.
- Tienes que dejar de comportarte así con Lee Bom – decía mi amigo, pasando el cepillo desenredando un nudo.
- No fue mi culpa, ella se atravesó – dije cruzándome de brazos.
- Como sea, aléjate de ella. Solo te traerá problemas. – reprocho mi amigo, apoyando su cabeza sobre mi hombro.
- Sungmin-ah… - murmuré poniendome nerviosa.
- Qué sucede?
- Tú hablas con ese chico nuevo, o no?
- Hangeng? – preguntó alejándose un poco sorprendido.
- Él habla con algunos de nuestro curso, no estás en su grupo?
- Hanbyul? Que sucede?... no me digas que..!
- Ayúdame con él, si? – dije tomándole las manos para ponerle caras.
- Estás loca?! Ese chico es de la mafia china!! – exclamo asustado
- Mafia china? – pregunte incrédula y a la vez divertida. Imaginándome la situación.
- No has escuchado los rumores? – yo negué con la cabeza acercándome más a él, muy interesada por la historia – se dice que él es hijo de un mafioso chino muy conocido en Shanghái. Mando a su hijo a Corea porque su familia está en medio de una disputa territorial y como él es el heredero del imperio, tenían que resguardar su seguridad… - Sungmin se veía muy convencido con lo que decía y hasta ponía caras de miedo al imaginar la pelea que supuestamente estaba teniendo aquella familia. Yo no podía creer ni una palabra de lo que me decía. Era demasiado increíble como para ser cierto. Era verdad que existían las mafias en China, al igual que en Corea y en otros países. Pero que justo Hangeng sea el hijo de uno de ellos… era demasiada coincidencia. Había que ver las cosas que inventaba la gente con tal de crear un rumor.
- Así que hijo de un mafioso… - murmure pensativa. Saque mi celular y escribí un mensaje de texto. Necesitaba información.
- Aléjate de él Byul-ah – dice mi amigo mirándome de forma suplicante.
- En esto no puedo hacerte caso amigo mío. Lo siento – dije mirándolo con una sonrisa. Me puse de pie ya con mi pelo ordenado gracias a sus cuidados. – volvamos a clases? – le extiendo mi mano ayudándole a pararse. Sungmin siempre ha sido sobre protector conmigo. Es como un hermanito para mí. Y el hecho de que nos conociéramos desde pequeños, acentuaba esa sensación de hermandad.
Al entrar a clases vi al grupito de hienas conversando. Las 3 me miraron sorprendidas, para luego correr la mirada hacia otro lado. Yo solo me reí de la situación. De verdad haría que ellas dejaran la escuela, solo por fastidiarlas y por qué podía hacerlo.
Gracias a Woojung averigüe un poco más sobre Hangeng. Vivía solo en un departamento en el centro, el cual arrendaba con el dinero que le enviaban sus padres de China. Tenía 2 hermanos menores que vivían con su familia en Shanghái. Hangeng llego a Corea por una beca deportiva. Le gustaba el baloncesto y estaba en el equipo de la escuela. No existía mafia china ni nada parecido. Aun que eso solo servía para aumentar su popularidad.
Con esta información, elaboré un plan para hacer que comenzara a fijarse mas en mi.
Todas las mañanas me levantaba temprano para llegar a la escuela, ya que el equipo de básquet tenía entrenamiento antes del horario de clases.
Varias chicas hacían lo mismo que yo, así que no estaba sola mirando a Hangeng jugar y correr.
Los primeros días solo me dedique a mirarlo, notando como le gustaba lucirse ante las chicas que gritaban su nombre cada vez que le entregaban la pelota o que encestaban. Luego comencé a sacar mi cuaderno de dibujo para distraerme dibujándolo. Ya que no avanzaba nada en mi plan de conquista. Hangeng tenia demasiadas chicas a su alrededor como para acercarme e intentar algo.
Hasta que uno de esos días se me ocurrió una idea.
Me acerque a uno de los miembros del equipo y utilizando todos mis encantos logre convencerlo de que estuviese de mi parte y que me ayudara.
Una mañana obligue a Sungmin a levantarse temprano para que me acompañara a mirar las prácticas del equipo. Necesitaba de su ayuda con lo que iba a ocurrir, aun que él no lo sabía.
- Hanbyul! deja de ser tan obsesiva! – replicaba mi amigo mientras caminábamos al gimnasio.
- Sungmin, de verdad me gusta este sujeto. O acaso crees que me levantaría temprano solo porque si? – respondía yo haciéndole caras.
- No sé donde se te fue el gusto! – dice abriendo la puerta para dejar que yo pasara.
- Y tú qué? – dije cruzándome de brazos frente a él – me acusas a mí de obsesiva y tu babeas por un modelo que aparece en revistas
- YAH!
- Me haces comprar cada revista en la que aparece, incluso las de Japón! – exclame subiendo el tono de voz para molestarlo. Estaba rojo como tomate.
- Calla! – exclama moviendo los brazos, tapándome la boca con una mano – no estoy baboso por él! Tu sabes que solo lo admiro! – dice poniendo cara de pena, aun con sus mejillas teñidas de rojo – Además! prometiste que no se lo dirías a nadie! – lloro mi amigo, apartándose de mi lado
- Pero si no le he dicho a nadie~! – dije acercándome a él para abrazarlo por la espalda.
- Mas te vale que así sea! – alego mi amigo girándose para abrazarme también.
Subimos las graderías y nos sentamos detrás de un grupo de chicas que no dejaban de gritar por Hangeng cada vez que le pasaban el balón.
- Estas chicas son muy chillonas – comento Sungmin tapándose los oídos al mirarme. Yo solo sonreí. Después de estar tantos días viniendo ya me había acostumbrado a los gritos
- CUIDADO! – escuchamos gritar. Vi como un balón venia directo a nosotros y en específico a la cabeza de Sungmin, mi amigo reacciono tarde y no alcanzo a cubrirse, recibiendo la pelota con su rostro. Por suerte no venía muy rápido así que solo le magullo la frente sin romperle la nariz.
- YAH! tengan más cuidado! – grite poniéndome de pie, mirando a ver quien había sido el culpable. Hangeng venia subiendo los peldaños, seguido por mi cómplice. Yo me cruce de brazos frunciendo el ceño al mirar a Hangeng.
- Te encuentras bien? – le pregunto a mi amigo, revisando su cara y el lugar donde le había golpeado. Varias chicas soltaron grititos de histeria al ver como Hangeng estaba tan cerca de Sungmin. Yo solté un bufido de molestia.
- Lo siento, fue mi culpa – dice el chico detrás de él juntando las manos para pedir perdón.
- Estoy bien, no se preocupen – dice Sungmin frotándose la frente aun adolorido. Yo me agacho un poco y le quito el balón a una de las chicas que estaba adelante, dejándola con la palabra en la boca al yo mirarla de forma asesina. Las amigas también iban a protestar pero sabían que conmigo no podían meterse. Me gire para mirar a Hangeng y le entregue la pelota.
- Ten más cuidado la próxima vez, no me quiero quedar sin amigo – digo sonriéndole de forma coqueta a lo que él solo pone cara de nada, recibe el balón y se lo entrega al chico que tenía al lado.
- No vengas mas si no quieres salir lastimada, “princesa” – dice la última palabra de forma despectiva, borrando la sonrisa de mi rostro por un momento. Pero luego me recupere.
- Gracias por el aviso, lo tendré en cuenta – dije volviendo a sonreír, observando su mueca burlona. Luego se fue bajando las graderías para seguir jugando.
- Te odia – comento Sungmin, tironeándome del brazo para que me sentara.
- Ya verás – murmure sonriendo mientras lo miraba dar unos pases con la pelota – lo tendré comiendo de mi mano en poco tiempo.
- Byul, mejor desiste. Ese tipo me da miedo – susurro mi amigo tomándome del brazo – además no veo como lo harás si ahora a todos le quedo claro que no te soporta
- Sungmin – dije mirándolo – tu sabes que solo existen 2 tipos de personas en mi mundo – comencé a explicar mientras escuchábamos los gritos de las chicas – están los que aman e idolatra y están los que me temen. Si Hangeng no está en el primer grupo, entonces con gusto lo moveré al segundo – dije sonriendo ante la idea. Mi amigo solo movía la cabeza.
Decidí que había sido suficiente por hoy, así que me pare seguida por Sungmin y nos fuimos del gimnasio. Ya había logrado lo que quería, sin importar el resultado. Obtuve mi primer acercamiento con Hangeng. Ahora sabia que él me conocía como todos los demás, lo que seguía era que mi cómplice le hiciera notar aun mas mi presencia.
Deje de asistir a ver las practicas del equipo de básquet.
El trío de hienas volvió a acercarse a mí, ya que sin mí no eran más que simples alumnas de esta escuela y no contaban con los mismos beneficios que cuando estaban a mi lado.
El otoño paso, dando paso a la partida del invierno con una intensa nevazón.
Un día, sin querer, llegue mas tarde a clases. Mi padre me había citado a una reunión con uno de sus socios, ya que este tenía una hija a la que quería que yo conociera para ser su amiga. Que fastidio de chica. Si yo era cínica, ella me ganaba por kilómetros.
Quedamos de juntarnos nuevamente solo para hacer a nuestros padres felices, fingiendo una amistad inexistente.
Me cambie de zapatos en la entrada y corrí rumbo a mi salón lo más rápido que pude. A pesar de que ya habían avisado de que llegaría tarde, no me gustaba ser irresponsable. Solo me quedaba un trecho, cruzando la zona de escaleras que iban a la azotea y ya llegaba a mi destino. Pero no alcance a frenar a tiempo. Una persona venia saliendo de ese pasillo y se atravesó en mi camino haciendo que rebotara contra él. Caí sentada en el suelo con la falda levantada.
- Mierda! – dije al sentir el impacto contra el suelo. Me sobe las manos adoloridas, sacudiéndolas para limpiar el polvo que se le había pegado.
- Y ese lenguaje “princesa”? – escucho decir frente a mí. Levante la vista y me encontré con la mirada de Hangeng y su sonrisa burlona. Yo estire los brazos hacia delante.
- No me vas a ayudar? – pregunte haciendo un puchero. Él se me quedo viendo, no exactamente mi rostro. Seguí su mirada y note que se me veían los calzones y eso era lo que el miraba – Me ayudas o no? – insistí, juntando las piernas para bloquearle la vista. Él me tomo una mano y de un tirón me puso de pie. Pero quizás pensó que pesaba más ya que hizo mucha fuerza y al levantarme termine pegada a él, abrazándolo por el costado – así que te gustan las chicas después de todo – dije sonriendo, alejándome un poco de él. Hangeng bufo sonriendo para luego apartar mis manos de su cuerpo de forma brusca. Empujándome hacia atrás.
- Me gustan las chicas, sí. – dijo girando su cabeza para mirarme – pero no me gustan las princesas consentidas como tu – dice haciendo una mueca de asco. Yo iba a abrir la boca para decir algo, pero me acorde de que iba a llegar tarde a clases. Así que salí corriendo, dándole a pensar a Hangeng que me había ofendido. Cuando ocurría todo lo contrario. Este juego solo se tornaba más interesante.
A donde fuera que se encontraba Hangeng, yo también estaba. Exceptuando los lugares obvios. Hasta los fines de semana nos encontrábamos y cada vez notaba que se fijaba más y más en mí.
Mis “amigas” decían que lo tenía hechizado ya que no dejaba de mirarme. Aun que siempre que cruzábamos palabras, él solo me menos preciaba de forma cada vez más cruel.
Para el festival escolar de ese año, habíamos decidido hacer la típica obra de teatro. Pero para darle un vuelco a la historia, decidimos que solo participaran los hombres de la clase en los papeles femeninos y masculinos. La obra seria La Cenicienta, ya que no implicaba besos. Así los chicos no tendrían problemas.
Cuando se realizo la votación para escoger los papeles, Hangeng fue elegido como el príncipe de forma unánime. Hasta yo vote por él para ese papel.
Aparte, no tendría que hablar tanto ni aprenderse muchos diálogos. La princesa seria Eeteuk y una de las hermanastras mi amigo Sungmin ya que él se negó rotundamente a ser cenicienta.
Me ofrecí como ayudante con la escenografía y los trajes. Habíamos juntado dinero suficiente para los materiales de la escenografía y para las telas de los trajes de los personajes secundarios, ya que ellos no necesitaban tanto cambio de ropa. Yo correría con los gastos de los trajes de los personajes principales ya que en un principio creí que Sungmin sería cenicienta y quería que se viera hermoso en ese papel. Lo mismo para Hangeng.
Todos los días nos juntábamos en las mañanas para pintar la escenografía. Como yo era la que mejor dibujaba de todos, me dejaron a mí el trabajo de armar los paisajes. Teníamos un salón de clase solo para nosotros para encargarnos de todo el trabajo. Unas niñas cocían los trajes de los demás personajes y otro grupo iba pintando los escenarios que yo ya había terminado de dibujar. Hangeng también venia a mirar, aun que no movía un músculo para ayudarnos. Pero las chicas eran felices al verlo ahí, sentado mirando todo lo que hacíamos. Sungmin también venia, él me ayudaba a pintar y a dar pequeños retoques en la escenografía para que se viera más realista. Aun que siempre peleábamos y nos pintábamos mas las caras que el cartón, riéndonos a carcajadas por lo manchados que terminábamos.
- Hangeng te está mirando – decía mi amigo retocando una ventana con pintura negra
- Dime algo que no sepa? – dije sonriendo, sin prestarle mucha atención
- Aish! Tan egocéntrica que eres! Te hace falta un lunar! – dijo mi amigo pintándome un punto negro en la mejilla – ahora sí! Te ves como toda una condesa! – dice riendo a carcajadas
- YAH! – grite enojada, odiaba que me manchara la cara – Acaso quieres que te llegue la pubertad de una vez?! – amenace con el pincel sujetándole la cara. Sungmin se removió y sin querer le hice una raya bajo la nariz, algo parecido a un bigote.
- YAH!! mira lo que hiciste! – grito tapándose la boca
- Ahora pareces un Lord – dije burlona, riendo. Varias chicas que estaban pintando también se largaron a reír, comentando que Sungmin con bigote parecía más masculino. Causando que todos los del salón rieran, incluso Hangeng. Saque un paño y lo humedecí con agua para limpiarle la cara a mi amigo, él hizo lo mismo conmigo y seguimos pintando. Estaba segura de que casi lograba mi cometido.
La escuela estaba revolucionada con el festival. Cada curso trabajaba en sus propios proyectos.
Nuestra obra sería presentada el día sábado, ya que no éramos los únicos que habían organizado una obra de teatro. Aun que la nuestra era la más esperada al estar en Hangeng participando como príncipe.
El día viernes llegue junto con Woojung cargando dos maletas grandes. Los chicos se reunieron de inmediato a mí alrededor, ansiosos por ver el resultado. Le pedí a mi chofer que abriera las maletas y fui sacando los trajes que estaban metidos en bolsas para comenzar a repartirlos. Hangeng estaba en un rincón mirando todo con atención.
Después de entregar el traje a Sungmin, tomé el último que quedaba y caminé hasta donde estaba Hangeng. Él de inmediato se cruzo de brazos corriendo la mirada hacia otro lado. Me pare frente a él observando que me miraba de reojo. Eso me hizo reír.
- Ten, este es tuyo – dije ofreciéndole el traje que llevaba en las manos. Hangeng alargo el brazo para tomarlo, pero yo lo corrí de su alcance haciendo que me mirara – Tienes que probártelo – dije sonriendo con picardía – si necesitas ayuda con algo, solo dímelo – le entregue el traje observando la cara de enojado que ponía. Pero por primera vez no me dijo nada. Me aleje de su lado sorprendida. Acaso ya había ganado? Me gire para mirarlo, encontrándome con su mirada. Eso me decepcionaba un poco.
Los trajes les calzaron a la perfección y Hangeng se veía exquisito con su traje de príncipe de color blanco como me lo habían pedido.
La obra salió mejor de lo que esperábamos. Vendimos muchísimas entradas. Incluso dejamos entrar más gente de la que teníamos presupuestada. Varios quedaron de pie, pero no se quejaron ya que querían ver la obra sin importar que.
Los chicos actuaron a la perfección, exagerando un poco los papeles femeninos haciendo a todos los asistentes reír a carcajadas.
En cuanto salió el príncipe, las chicas no dejaron de gritar. Sobre todo cuando le hablaba a la princesa.
Yo estaba tras bambalinas observando la obra y cambiando los escenarios cuando era necesario. La pintura de los paisajes habían sido obra mía y me sentía muy orgullosa por el realismo que le daba a la obra.
Hangeng se retiro de escena haciendo que las chicas del público se quejaran. Venia el cambio de escena.
Comenzamos a bajar el último telar. Ya me dolían los brazos con el peso de la tela y el cartón, así que la deje caer más rápido.
- Ouch!! – exclame tomándome la mano, me había cortado un dedo con la cuerda.
- Tienes manos delicadas – escucho decir a mi lado. Me gire asustada ya que la mayoría se encontraba atareados ordenando el último escenario aprovechando que el telón estaba abajo. Otros corrían cambiándose de ropa.
- Necesito una bandita – murmure observando cómo brotaba la sangre de mi dedo. Ignorando a Hangeng. Él tomo mi mano herida y llevo mi dedo hasta su boca, lamiendo la sangre. Me quede de piedra con esto.
- Tienes la sangre dulce – susurro al sacar mi dedo de su boca, sonriendo al mirarme. Yo aparte mi mano de las suyas aun sorprendida. Me había pillado completamente desprevenida.
- Hangeng! Tienes que salir a escena! – dijo una de las niñas viniéndolo a buscar. Hangeng me miro antes de irse con ella. Yo espere a que estuvieran lejos para ponerme a gritar. Hangeng ya era mío.
La obra de teatro termino con ovaciones de pie y con gritos de euforia. Todos mis compañeros estaban felices e hiperactivos. Habíamos recaudado dinero suficiente para el próximo año. Estábamos juntando dinero para el viaje que haríamos antes de graduarnos. Así que estábamos más que contentos.
Luego de ordenar todo y yo guardar los trajes para que Woojung se los llevara. Decidimos ir a celebrar a un karaoke. Éramos un grupo grande de hombres y mujeres, incluyendo a Hangeng y a mi amigo Sungmin.
Llegamos a un local donde servían comida, alcohol y podíamos cantar. Pagamos por uno de los cuartos más grande, donde había una mesa al centro con sillones alrededor. Había una pantalla posicionada frente a la mesa que ocupaba casi toda la pared, junto con unos parlantes a los lados. Al otro lado de la habitación también habían parlantes así que cada vez que ponían una canción, el sonido era ensordecedor.
El primero en pasar a cantar fue Eeteuk. Era el más eufórico de todos.
Mientras cantaba, comenzó a llegar la comida y la bebida, así que todos nos acomodamos en los sillones riendo y sirviéndonos alcohol. Brindando cada vez que podíamos por el éxito de la obra. Yo estaba sentada junto a Sungmin, riendo y conversando con los demás. Teníamos soju y cerveza para beber así que comenzamos a hacer una competencia de “bombas”. Obligue a Sungmin a tomar una de las mezclas. Riéndome por las caras que ponía al beberlo.
En una de las esquinas de la mesa estaba Hangeng, rodeado por compañeras que le daban de comer en la boca y que le servían licor. Elogiándolo por lo bien que había actuado en la obra y coqueteándole descaradamente a ver si caía por alguna esa noche.
Sabía que su mirada estaba fija en mi, ignorando a todas las chicas que estaban a su alrededor, despistándolas con sonrisas y con palabras vacías. Y eso me encantaba.
Ya habían pasado un par de horas desde que habíamos llegado y la mayoría estaba pasado de copas. Sungmin se encontraba en el escenario cantando con un grupo de chicas de forma muy alborotada ya que estaban todas borrachas peleándose por el micrófono. Aproveche que Hangeng se encontraba más libre para sentarme a su lado, así también podría mirar mejor a mi amigo y el show que estaba dando junto a las demás.
En cuanto me senté, sentí como Hangeng se ponía nervioso. Agarro el vaso que tenia sobre la mesa y lo vacio de un trago.
- te diviertes? – pregunte, estirando mi brazo para sacar un pedazo de fruta que estaba cerca.
- Y tú? – pregunto, acercándose mejor a mi lado para hablarme ya que con la canción y el ruido apenas podíamos escucharnos. Lleve el pedazo de fruta a mi boca mascando solo la mitad. Pase mi lengua por sobre mis labios mirando a Hangeng mientras saboreaba la fruta que acababa de comer. Él tenía la boca abierta y me observaba con detenimiento. Me acerque más hacia él y le di en la boca la otra mitad de la fruta que aun tenía en la mano. La recibió sin alegatos, hasta se veía un poco feliz.
- Estoy aburrida – alegue apoyando un brazo doblado sobre la mesa, para apoyar mi cabeza y seguir mirando a Sungmin. Agarre otra fruta y me la comí, girándome a mirar a Hangeng. El tomo la botella de soju y se sirvió otra copa. Antes de que se la llevara a la boca se la quite de las manos, sonriendo ante la cara de sorprendido que puso. Vacié el soju en un vaso de cerveza que tenia al frente y se lo acerque para que lo bebiera. Hangeng sonrió y se lo bebió de un trago haciéndome reír. Me acerque más a él, haciendo que se acomodara de lado en el sillón para darme espacio. Apoyo un codo sobre la mesa sin dejar de mirarme. Tome otra fruta, esta vez una frutilla y mordí la mitad. Ahora él no espero a que yo se la diera. Se acerco hacia mi mano y me quito la fruta con su boca, mascándola frente a mi rostro.
“Gane” pensé al ver como Hangeng se acercaba más hacia mí para besarme. Su lengua aun tenía el gusto de la frutilla que se acababa de comer, mezclado con el sabor amargo del alcohol. Apoye mi mano sobre su rostro, haciendo que él me abrazara hacia su cuerpo. Era un beso fogoso que arrancaba gemidos de mi garganta. Sentí su mano subir hasta mi nuca, apretándome más hacia su boca. La otra seguía firme sobre mi espalda. Era como si quisiera devorarme por la forma en que me besaba.
Deslice mis manos por sus hombros abrazándolo por el cuello. Su lengua se introducía de forma suave en mi boca, buscando la mía para frotarse. Lo sentí gemir por el beso. Deje de abrazarlo para apartarme de su lado. Necesitaba aire. Él se separo despacio de mi, mordiendo mis labios mientras llevaba sus manos a mi rostro para mantenerlo quieto y acariciar mis mejillas con sus pulgares. Lo sentí suspirar antes de apoyar su frente sobre la mía. Nos quedamos así por unos segundos. Luego aparte sus manos de mi cara y me estire para sacar otra frutilla, la deje sobre mi boca y Hangeng se acerco para morderla, sacando la mitad. Luego que la trago volvió a besarme.
Estuvimos besándonos por varios minutos y cada vez ambos nos sentíamos mas acalorados.
- Quieres ir a otro lugar? – pregunte sobre su boca mientras lo abrazaba por los hombros, sonriendo coquetamente. Hangeng hundió su nariz en mi cuello haciéndome cosquillas. Deposito un beso en el borde de mi mandíbula y luego aparto mis brazos de su cuello para alejarse de mí. Se puso de pie haciendo que me parara para dejarlo pasar. Se estiro un poco y luego me tomo la mano con una sonrisa en sus labios.
- Vamos? – dijo acercándose a mi rostro, dándome un suave beso en la boca sin dejar de sonreír. Yo solo asentí mirándolo, dejando que me llevara.
Vi a mi amigo sentado con los demás, demasiado borrachos como para notar él como Hangeng sostenía mi mano y lo que había ocurrido con nosotros momentos antes. Solo Sungmin me miraba de forma sospechosa, no del todo lucido como para distinguir la realidad de la ficción. Sabía que me interrogaría sobre esto después, pero en esos momentos fue lo que menos me preocupo. Le lance un beso con la mano antes de desaparecer por la puerta guiada por Hangeng.
Nos las arreglamos para llegar a un motel y entrar en el sin problemas, ambos aun usábamos nuestros uniformes de colegio. Pero el recepcionista al parecer recibía muchos clientes como nosotros así que no dijo nada y solo nos entrego una llave.
Llegamos a la pieza riéndonos de la situación. En cuanto entramos Hangeng me abrazo por la cintura, apegándome de espaldas a él. Besaba mi cuello, susurrándome cosas en el oído. Subí mis brazos tocando su cabeza y su pelo. Sintiendo escalofríos al sentir la lengua de Hangeng lamiéndome el cuello. Su aliento era cálido y me daba cosquillas al golpear directamente mi piel sensible. Se aparto de mi cuello girándome de golpe para quedar frente a él. Deje que comenzara a desvestirme, apoye mis manos sobre sus hombros dándole la libertad que él quería. Desanudo la corbata con cuidado, dejándola colgada sobre mi cuello, siguió con los botones de la blusa, abriéndolos con lentitud, acercándose para besarme mientras lo hacía, distrayéndome. Llego hasta el último botón y abrió la blusa, exponiendo mi ropa interior. Sonrió complacido al mirar mi piel expuesta. Introdujo sus manos dentro de la blusa, tomándome por la cintura. Tenía las manos tibias, así que no me molesto el contacto. Acerco su boca hasta mi piel pero me aleje, caminando hacia atrás hasta llegar al borde de la cama sonriendo ante la cara de angustia que había colocado. Me senté, cruzando mis piernas. Subiéndome un poco la falda. Apoye mis manos sobre la cama echándome un poco hacia atrás sin dejar de mirarlo, pasando la lengua por mis labios. Hangeng sonrió y se acerco a mí sin quitarme la vista de encima, mordiéndose el labio. Antes de que llegara más cerca, levante una pierna para detenerlo, apoyándola sobre su torso. Él la tomo con sus manos sin dejar de sonreír.
- Desvístete – dije quitándole mi pierna de sus manos, abriéndome más la blusa. Pasando una mano por mi pecho, delineando mis senos mientras lo miraba. Hangeng rio divertido y se agacho de nuevo para besarme, pero nuevamente levante la pierna deteniéndolo – a-ha – dije moviendo un dedo – desvístete – lo empuje hacia atrás con el pie, haciendo que riera aun mas.
Comenzó a sacarse la chaqueta sin quitarme la vista de encima, yo solo sonreí encantada de que me hiciera caso. Se saco la corbata y la boto a un lado de la cama. Se desabrocho un par de botones de la camisa haciendo que me pusiera ansiosa. Lo había visto con camiseta antes mientras jugaba básquet, pero nunca lo había visto con el torso desnudo. Se saco la camisa por sobre la cabeza mostrándome lo que quería ver. Tenía el torso fibroso. No tan marcado, pero se notaba que hacía deporte. Sus hombros anchos y sus brazos tonificados hicieron que me mordiera el labio al admirarlo. Era un cuerpo perfecto. Hangeng aprovecho mi descuido al estar mirándolo para acercarse a mí. Apoyo sus manos en el borde de la cama agachándose. Beso mis rodillas, dándoles pequeñas mordidas. Me enderece sobre la cama para mirarlo. Levanto la cabeza y se alzo un poco para calzar sus labios con los míos. Nos volvimos a besar de forma lenta y suave. Tomo mi rostro entre sus manos, terminando por recostarme sobre la cama con él encima. Abrió más la blusa para que nuestra piel entrara más en contacto. Era excitante. Bajo por mi mentón besando y lamiendo, quitando la blusa de mis brazos, bajándola. Me removí un poco y termino por sacarla por completo. Apoyo sus manos sobre la cama a mis costados, levantando su torso para mirarme. Tenía los ojos cargados de lujuria, lo que me hizo sonreír. Volvió a atacar mis labios introduciendo su lengua de forma brusca, tomando mis manos para llevarlas arriba de mi cabeza. Ahora ambos comenzábamos a gemir. Soltó una de mis manos y bajo con la suya por mi cuerpo, acariciándome la cintura y las caderas. Llegando a mis muslos. Levanto mi pierna, haciendo que doblara la rodilla. Tocando mi trasero, apretándolo. Levante la otra, dejando que quedara en el centro. Se hinco de forma repentina entre medio de mis piernas. Me apoye sobre mis codos para mirarlo. Coloco sus manos sobre mis caderas buscando el cierre de la falda para quitarla. Le ayude al girarla, bajando el cierre. Él termino por sacarla por completo. Dejándome en ropa interior. Tomo una de mis piernas, levantándola. Acercándose a mi muslo para besarlo y morderlo. Subiendo por mis caderas repartiendo besos y lamidas por mi estomago. Tenía una mano sobre mi boca para morderla, gimiendo de placer. Con sus manos acariciaba mis piernas, tocando mi trasero, apretándolo. Eche mi cabeza hacia atrás sintiendo su lengua sobre mi pecho. Sus manos desabrocharon mi brasier, aprovechando el hecho de que el broche estaba adelante, exponiendo mis senos. Los acaricio con sus manos, volviendo a subir para besarme. Gemía en su boca. Sus caricias me volvían loca, al igual que el contacto con la piel de su torso. Lo rodee con mis brazos su cuello, apegándome más a él mientras nos besábamos. El roce con su entrepierna me hacia mojar mi ropa interior. Él estaba tan excitado como yo. Lo notaba por sus movimientos y su respiración entrecortada. Se levanto nuevamente, hincándose en la cama para luego bajarse. Se desabrocho los pantalones, dejándolos caer por sus piernas. Su erección era notoria a través de su ropa interior. Me senté en la cama, acomodándome en el borde. Estire una mano haciendo que se acercara. Se termino de deshacer de sus pantalones, dejándolos a un lado. Lo tome de las caderas y bese su vientre cálido. Me di el gusto de tocar su trasero y apretarlo como él había hecho conmigo. Haciendo que riera. Apoye mi boca en su cadera y la mordí. Causando que gimiera. Levante la mirada y lo vi sonreír. Tomo mi rostro entre sus manos y volvió a besarme. Esta vez de forma más suave. Su lengua se sentía cálida. Mordía mis labios, succionando el inferior. Tomándolo con sus dientes. Una de sus manos se apoyo en mi nuca, recostándome sobre la cama con lentitud.
- ”Me gustas” – dijo en chino, pensando que yo no le entendería. Decidí no responder, para que no se enterara de que sabía lo que me había dicho.
Se recostó sobre mí. Volviendo a excitarme.
Besando, mordiendo y lamiendo desde mi cuello hasta mis caderas. El contacto de su bulto con mi entrepierna me hacia gemir, pidiendo más. Hangeng se levanto levemente y termino de desvestirme por completo, sacando su ropa interior también de paso. Mantenía los ojos cerrados, sintiendo mi cuerpo arder por las caricias de Hangeng.
Escuche como se rompía un papel y al abrir los ojos vi como Hangeng se estaba colocando un condón sobre su miembro. Me senté frente a él sin perder detalle de lo que hacía. Deslizando el envoltorio de goma desde la punta hasta el final. Cuando estuvo listo, me acerque a su boca para besarlo. Hangeng me abrazo y me recostó nuevamente sobre la cama, con él encima pero no por completo. Con la ayuda de su mano, comenzó a introducir su miembro dentro de mí, lentamente. Lleve una mano a mi boca para morder mis dedos al sentir lo grande que era, cerrando los ojos bien apretados. Hangeng se mantuvo inmóvil, esperando a que me acostumbrara a él. Se acerco a mi boca, depositando suaves besos en ella y en mi mandíbula. Comencé a moverme, sintiendo una nueva oleada de placer recorrer mi cuerpo. Hangeng sonrió y también se movió, acomodándose a mi ritmo. Era una sensación poderosa. Tenía mi mente en blanco, escuchando los gemidos de Hangeng mezclándose con los míos.
- Ah… mas fuerte… - murmure abrazándolo por los hombros, sintiendo como comienza a moverse más rápido. Abrí mis piernas aun mas, doblándolas sobre la cama. Haciendo a Hangeng gemir más fuerte por el movimiento que había hecho. Ahora podía levantar mis caderas y eso hice. Sintiendo a Hangeng aun más dentro de mí.
Eche mi cabeza hacia atrás. Sus embestidas se volvieron más brutales. Los gemidos escapaban de mi garganta de forma audible y eso al parecer lo excitaba aun más. Tomo una de mis piernas y la levanto, colocándola sobre su hombro mientras seguía moviéndose sin parar.
Se agacho un poco para besar mi cuello, mordiéndolo, haciendo que lo mirara. Apoyo sus labios sobre los míos, gimiendo sobre mi boca abierta. Me faltaba el aire. Mi cuerpo estaba ardiendo, nublando mis sentidos.
- Mas… mas fuerte – dije enterrando mis uñas sobre sus hombros. Hangeng obedeció y acelero el ritmo.
Pronto sentí un calor asfixiante envolviéndome. Un cosquilleo extraño en mi vientre me indico que estaba cerca de alcanzar el orgasmo. Aparte a Hangeng de forma brusca, haciendo que cayera de lado sobre la cama. Me senté sobre esta y él también, sin entender que ocurría. Tenía sus ojos nublados de deseo. Me afirme de sus hombros, gateando hacia él. Con cuidado me acomode en sus piernas, sentándome sobre su miembro hinchado y erguido, que palpitaba de ansias por continuar. Hangeng echo la cabeza hacia atrás cuando termine de sentarme sobre él, dejando escapar un gemido ronco de su boca. Volvió a enderezarse y me beso con furia, tomándome del pelo de la nuca. Presionando más mis labios hacia él. Arrebatándome el poco aire que podía respirar. Con la ayuda de mis manos sobre sus hombros, comencé a saltar. Impulsándome con las piernas. Haciendo que gimiera sobre el beso. Se aparto bruscamente jadeando por aire. Me sostuvo de las caderas y comenzó a embestirme con fuerza. Lo abrace, rodeándolo por el cuello. Sintiendo como ese cosquilleo volvía a instalarse sobre mi vientre. Él también estaba cerca. Me abrace más hacia él comenzando a gemir sobre su oído, logrando que sus embestidas se aceleraran. Un cosquilleo enorme me invadió por completo, nublando mi vista. Me puse rígida mientras Hangeng seguía moviéndose y gimiendo sin control. El placer duro solo unos instantes antes que la exquisita sensación se desvaneciera. Volví en mis sentidos y vi que Hangeng ya estaba muy cerca. Lo abrace de nuevo acercándome a su oído.
- Hmm… mas… ahh… si… - comencé a decir notando como esto lo descontrolaba – ah… mas… - gemía sobre su oído. Hangeng echo la cabeza hacia atrás teniendo su orgasmo. Seguí moviéndome sobre él hasta que sentí que se calmaba.
Volvió a mirarme con una sonrisa en sus labios, al parecer bastante conforme. Tomo mi rostro entre sus manos y me beso suspirando. Luego me levanto por la cintura, dejándome sobre la cama. Se quito el condón usado y lo tiro al basurero. Me eche hacia atrás, apoyándome en la almohada, mirándolo.
Hangeng busco sus pantalones en el suelo y luego de encontrarlos reviso sus bolsillos, sacando una cajetilla de cigarros y un encendedor. Camino de vuelta, dejando la cajetilla sobre la mesa y se acostó a mi lado con un cigarro en su boca.
- No eres deportista? – pregunte mirando como lo encendía. Él solo sonrió y se acomodo mejor sobre la cama. Fumando. Me senté en el borde estirando mis brazos. Me sentía cansada.
- Descansa un rato – dice Hangeng, botando una bocanada de humo por su boca. Debía admitir lo sexy que se veía así.
- Por qué? – pregunte girándome para mirarlo mejor – acaso quieres más? – dije sonriendo de forma maliciosa. Hangeng se acerco a mí, tomándome de un brazo.
- Esto recién comienza – dice jalándome hacia él. Besando mi mejilla. Me largue a reír divertida.
Cuantas chicas no hubiesen deseado tenerlo así de esta manera tan seductora y excitante.
Termino de fumar y apago el cigarrillo. Me tomo de las muñecas jalándome más hacia él. Termine recostada sobre su pecho, escuchando los latidos de su corazón. Con una mano acariciaba mi espalda de forma suave, mientras que con la otra sostenía mi mano, jugueteando con mis dedos.
Era una sensación tranquilizadora la que él me entregaba. Y eso me asusto.
A la mañana siguiente desperté sintiendo una especie de zumbido. Era el vibrador de mi celular que no paraba de sonar. Abrí los ojos asustada, sintiéndome desorientada por unos momentos. Intente incorporarme, pero un brazo sobre mi cintura me lo impedía. Me gire a mirar de quien se trataba encontrándome con el rostro dormido de Hangeng. Pase una mano por mi rostro intentando asimilar la situación. Me sentía mareada y el cuarto aun no se iluminaba por completo con la luz de día que entraba por la ventana. Quite su brazo de mi cuerpo con cuidado observando cómo se volvía a acomodar en la cama. Me senté mirando todo alrededor recordando lo que había pasado la noche anterior. Baje al piso recogiendo mi ropa del suelo volviendo a colocármela para vestirme en silencio. Encontré el teléfono debajo de los pantalones de Hangeng. Tenía 50 llamadas perdidas, todas de Woojung. El teléfono volvió a vibrar asustándome. Conteste hablando bajito.
- Que sucede? – susurre sintiendo mi voz rasposa.
- Hanbyul-sshi, donde estas? – mire a mi alrededor y termine de ponerme la blusa
- Espérame en la cafetería que está en la esquina de xxx – dije observando como Hangeng se removía en la cama – no te demores! – susurre asustada.
- Ya estoy en camino – contesto. Colgué el teléfono y termine de vestirme. Hangeng seguía durmiendo plácidamente estirado en la cama. Pensé en dejarle una nota, pero la verdad era que ya no me interesaba. El juego había terminado y yo salí vencedora. Después de todo, si era un simple capricho.
Deje el motel y a Hangeng durmiendo en esa habitación.
Fin primera parte.
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