jueves, 10 de mayo de 2018

[Oneshot] The last Time {KyuMin}


SUMMARY: La primera vez, yo no tuve la culpa. Él vino a mi habitación una noche, ojos rojos y corazón roto. Automáticamente recostándose a mi lado, dejándome consolarlo. Su novia lo había engañado. Lo sostuve entre mis brazos y por ese instante, él me pertenecía.

Título del fanfic: The last time
Parejas: KyuMin
Tipo: Yaoi
Género: Angst
Clasificación: PG-13
Comentario Autora: ando emo :(


The last time

Sé que estoy jodido. Sungmin nunca me lo diría directamente, maldición, ni si quiera él lo creería, pero sé que lo estoy. Paso hace mucho tiempo, en una mezcla de adoración, desesperación y amargura. La lógica comenzó a torcerse, hasta que me convencí de que cada cosa desesperada o terrible que hiciera, la hacía por él. De verdad lo hice por él, solo por él y para mí. Por mi corazón, no por el de él.
La primera vez, yo no tuve la culpa. Él vino a mi habitación una noche, ojos rojos y corazón roto. Automáticamente recostándose a mi lado, dejándome consolarlo. Su novia lo había engañado. Lo sostuve entre mis brazos y por ese instante, él me pertenecía.
Tuve sexo con su siguiente novia. Encontré un condón en el basurero del baño y en lo único que pude pensar fue en él tocándola de esa manera. Quería limpiar todo lo que él había tocado en ella y guardármelo para mí. Ella no merecía a Sungmin de todas formas. Solo me conoció por una semana. La noche después de que tuvimos sexo, termino con él. Sungmin vino a mi cuarto otra vez con sus ojos llenos de lágrimas. Ni si quiera pensó que fui yo el culpable de su rompimiento. Luego de aquello no pude detenerme.
Mujer que llegaba a su vida, mujer que terminaba en mis brazos enamorada y salía de la vida de Sungmin. A la mayoría me la llevaba a la cama. A otras tan solo las asustaba. Me termine convenciendo de que todo lo hacía por él. De que no podía dejar que estuviese con alguien que lo engañara tan fácilmente. Y me auto-convencí de que eventualmente él se daría cuenta de que yo era el único que nunca lo abandonaría. Que yo era el único que siempre estaría ahí para él y que siempre lo amaría. Sí, sé muy bien lo estúpido que suena esto. Pero me lo creo, porque necesito hacerlo. Si no, no sería capaz de levantarme por las mañanas.
Nunca sospecho de mí, ni si quiera una vez. Se recostaba a mi lado y me comentaba lo terrible que era su suerte con las mujeres. Que estaba maldito. Sí, lo está. Y yo soy la maldición con la que él carga.
Necesito que sea mío. Mi obsesión con él me está destruyendo por dentro. Solo me preocupa él y nadie más en este mundo. A todas esas mujeres a las que lastime, engañé y usé, jamás sentí ni si quiera un poco de remordimiento por aquello que les hice. Mientras Sungmin esté a mi lado, mientras apoye su cabeza sobre mi hombro y me deje abrazarlo, no me importa nada más. Pero la parte más desquiciada es que se que él no me ama. No me ama y no puedo dejar que ame a nadie más.
Esta noche es sábado. El viernes, tuve mis manos entre las piernas de su nueva novia. “Crees que lo mereces?” susurre maliciosamente en su oído mientras ella arqueaba sus caderas. “Mirate. Él confía en tí. ¿Puedes volver a mirarlo a los ojos y no sentir culpa?”. Eran palabras que salían de lo más profundo de mí ser. Iban dirigidas a ella, pero la verdad es que me estaba recriminando a mí mismo. Aun así, sabia por la expresión de su rostro que ella nunca más podría volver a enfrentar a Sungmin.
Espere. Sabía que en cualquier momento Sungmin vendría a mí nuevamente. Y así fue.
Abrió la puerta de mi dormitorio, arrastrando un poco los pies, para luego cerrarla tras él. Mi lámpara de noche iluminaba su silueta proyectando una sombra sobre la pared. Estaba sentado en mi cama observándolo de pie frente a mí. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y se veía afligido. Más triste de lo normal.

- Otra vez? – pregunte con voz suave. Él asintió en silencio. Camino hacia la cama y se sentó junto a mi apoyando su cabeza sobre mi hombro.

Puse mi brazo alrededor de sus hombros y lo abrace hacia mí. Sabía que se había bañado antes de venir a mi cuarto. Su cabello estaba húmedo y su cuerpo olía a jabón. Podía sentir su respiración, su pecho subiendo y bajando de forma lenta cada vez que inhalaba y exhalaba. Mis manos temblaban. Él lo sabía. Sabia que lo amaba. Tenía que saberlo. Temblaba de esta manera cada vez que lo tenía entre mis brazos.

Guardo silencio por varios minutos. Luego levanto su cabeza, mirándome a los ojos.

- Kyuhyun – se veía tan triste, sonaba triste – esta es la última vez.

Algo en mi se sobresalto.

- lo sé – dijo Sungmin. – Kyuhyun, se lo que ha estado pasando. Lo se hace tiempo.

Me aleje de él y lo mire. Mi cabeza estaba en blanco y supuse que tenía una expresión de sorpresa en el rostro.

- No podemos seguir así, Kyuhyun. Me marcharé temprano mañana. No volveremos… - su voz se quebró – no volveremos a vernos. Es muy doloroso para ambos. – tomo una gran bocanada de aire y luego lagrimas comenzaron a caer por sus mejillas. – eres mi mejor amigo. Por dios, es tan injusto. Lo siento tanto. – estaba sollozando, su rostro estaba inundado en lagrimas. – siento que hayas sido tan desdichado por mi culpa. Si pudiera… si pudiera…
- Por qué? – pregunté. Aun no dándome cuenta de lo que ocurría. Me sentía como si estuviese sumergido en agua fría. Tenía mi cuerpo entumecido. – porque dejaste que siguiera haciéndolo?
- Supongo que hasta ahora, tú eras la persona más importante en mi vida – su voz era suave – pero conocí a alguien ahora. No puedo renunciar a ella. – se acerco a mí y toco mi brazo con ternura. – lo siento. Tuve que escoger. – mi ira exploto.
- Te refieres a YeSol?! Eh?! Ella ya te fue infiel!

Sungmin me miro con una expresión que nunca antes había visto en él. Me miro con odio y con lastima.

- Lo sé – dijo – me lo confesó y la perdone. Ella ha sido la única que ha pedido mi perdón.
Sentí como si tuviese una piedra instalada en mi pecho que lentamente se hacía más y mas pesada, aplastando mi corazón y pulmones centímetro a centímetro.
- No puedes – dije notando como la desesperación se apoderaba de mis sentidos. No quería que él me escuchara rogar, pero no podía detener mis palabras – no puedes. Quedate. Solo quedate. No la tocare de nuevo. Solo… solo déjame seguir a tu lado. – él sacudió su cabeza lentamente, sus lagrimas no habían dejado de fluir.
- No Kyuhyun. Tengo que irme. Mira – intento sonreír a pesar de sus lagrimas – si quieres… puedes besarme una vez antes de que me vaya.

Alguien ajeno, cualquiera, podría haberme mirado con temor, asqueado e incluso enojado. Y quizás asi habría sido mas fácil. Pero Sungmin, él ahora me ofrecia esto. Solo él. Solo él podia hacer esto. Con firmeza lo sostuve de sus hombros. Acerque mis labios a los suyos sintiendo su aliento sobre mi rostro. Sus ojos estaban abiertos, pero no demostraba miedo. Sus labios sonrosados se entreabrieron levemente. Si lo besaba ahora… si lo besaba ahora me torturaría por el resto de mi vida.
Con un gruñido lo lancé de forma violenta al suelo, mi pecho me dolía mientras miraba su cara de sorpresa desde la cama.

- Fuera! – le grite – lárgate de aquí! – como un animal herido comencé a lanzarle todo lo que tenía a mi alcance. Tome mi reloj digital y lo lancé contra la pared. Un vaso con un poco de agua le siguió. Dejando una estela brillante de agua y vidrio sobre el suelo. – vete a la mierda! – grite cegado por la rabia y un dolor que no podía describir. Sungmin me miro con miedo, retrocediendo hacia la pared sin levantarse del suelo. Tenía una mano sobre su pecho y pude ver una mancha roja que luego se convertiría en un moretón sobre su codo.
- Kyuhyun… - dijo débilmente observándome horrorizado mientras desquitaba mi furia contra la cama desarmándola por completo. Tome la lámpara y la lancé contra la pared, aun gritándole, queriendo destruir todo.

Finalmente el se levanto del suelo y huyo de mi cuarto cerrando la puerta de un portazo. Escuche un golpe tras la puerta y luego como se deslizaba su cuerpo contra ella sentándose en el suelo, llorando desconsolado.
Mi furia se desvaneció y por primera vez llore por él. Colapse en el suelo en medio de mi habitación sintiendo pequeños fragmentos de vidrio incrustándose en mis brazos mientras lloraba de forma descontrolada.
Cuando abrí los ojos, la luz del día iluminaba mi habitación. Me levante del suelo y salí a mi balcón. Encendí un cigarrillo y me senté con las piernas cruzadas. Era mediado de noviembre y el cielo estaba gris, el viento era helado. Me revolvió el cabello, congelándome. Tan solo llevaba una playera delgada pero no me importo. Después de un rato vi un auto llegar y YeSol bajo de el. Momentos después Sungmin salió por la puerta del edificio. Llevaba una maleta.

- Te amo – susurre mirándolo.

Él no pudo haberme escuchado pero algo le hizo mirar hacia donde yo estaba. Nuestras miradas se encontraron. Me sonrio. Una sonrisa triste llena de melancolía, luego volteo hacia otro lado abrazando a YeSol, escondiendo su rostro en el pelo de ella. Un viento fuerte voló las ultimas cenizas de mi cigarrillo. Imagine que un poco de esas cenizas alcanzaron su mejilla acariciándola por mí antes de que su silueta se fuera en ese auto aquella fría mañana de noviembre.

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