lunes, 12 de octubre de 2009

[Chapter fic] Teach Me! {Donghae x Chica}

Capitulo 18b (especial "Back in time - Hangeng")

Sungmin fue el primero en encararme el lunes pidiendo explicaciones. Pero nunca le dije la verdad. Invente que Hangeng me había ido a dejar afuera porque no me sentía bien y aprovechamos de darle un aventón hasta su casa ya que nos quedaba de camino y él tampoco estaba muy bien como para irse solo. No quería que mi mejor amigo perdiera esa imagen de "niña buena" que tenia de mi. Era el único que me importaba de verdad como para perderlo por culpa de un capricho que ya no me interesaba.

Ahora debía encargarme de las otras tres y su cambio de escuela por atreverse a desafiarme.

Hangeng llego alegre esa mañana al salón. Todos comenzaron a armar rumores al respecto, pero ninguno me involucraba a mí ya que la mayoría que fue al karaoke término borracho sin enterarse de lo que en realidad ocurrió. 

Al primer cambio de hora salí directo al baño, necesitaba pensar en algo que hacer si él se me llegaba a acercar insinuando algo. Toda la hora de clases no dejo de mirarme, colocándome incomoda y creando aun mas rumores al respecto. No podía permitir que mi reputación quedara arruinada por su culpa. 
Respire profundo mirándome al espejo. Relajándome. No era algo tan difícil. Y tampoco era algo al cual darle mucha importancia, después de todo era su palabra contra la mía. Además, Hangeng no era nada mío y todos sabían que él me odiaba. Debía comportarme como siempre. 

Salí del baño ya más tranquila, volviendo al salón caminando lentamente. Al llegar al pasillo de las escaleras a la azotea vi a Hangeng apoyado contra la pared de brazos cruzados mirándome. Corrí la vista hacia las ventanas apurando el paso, pero Hangeng se cruzo en mi camino haciendo que chocara contra él. Me sostuvo con fuerza de los brazos, evitando que cayera.

- Ten cuidado princesa - dice sonriendo al mirarme. Quite sus manos de mí de forma brusca.
- No me digas princesa - dije enojada al levantar la vista para mirarlo - y no me vuelvas a tocar - murmure entre dientes
- ¿Hanbyul, que sucede? - pregunta preocupado. Lleva una mano hasta mi rostro, la cual aparte al instante.
- ¿Que no entiendes? - dije sonriendo burlona - El juego término - declare cruzándome de brazos para mirarlo - ya no eres divertido para mí - digo sonriendo, apartándome el pelo del rostro de forma delicada. - fue entretenido mientras duro… pero ya no lo eres mas - dije poniendo cara de pena apoyando una mano sobre su brazo.
- ¿Estas bromeando, verdad? - dice riendo - es una de tus estúpidas bromas pesadas - hago una mueca de burla la cual él interpreto de inmediato. Toma mi brazo con fuerza, lastimándome.
- ¡Suéltame! - exclame adolorida intentando soltarme de su agarre. 
- ¡Dime que es una broma! - grito jalándome con fuerza para apegarme contra una pared.
- Game over - susurre adolorida. Hangeng me soltó mirándome furioso. Por primera vez sentí miedo, pero él solo se alejo subiendo las escaleras. Jamás creí que se comportaría de esta manera, después de todo era Hangeng, el que rechazaba a todas las chicas, humillándolas y haciendo que se sintieran mal por atreverse a confesar sus sentimientos hacia él. 

Volví a clases sintiéndome observada, Sungmin corrió a mi lado para preguntar qué había ocurrido ya que varios me habían visto discutir con Hangeng en el pasillo. Me eche en sus brazos llorando, inventando que él se había molestado por haber mojado su chaqueta con una leche que estaba bebiendo y que había comenzando a gritarme de la nada. Como todos sabían que él me odiaba y que ese era motivo suficiente, me creyeron. 

Hangeng no volvió a clases ese día ni los tres siguientes.

Cuando por fin decidió regresar, era un Hangeng completamente diferente. Ya no era amigable con nadie y comenzó a meterse con todas las chicas que se le declaraban. Usándolas y desechándolas.

Me daba lástima su situación. Sabía que lo estaba haciendo a propósito, intentando de alguna forma de vengarse de mí. 
Pero no podía importarme menos lo que hiciera o dejara de hacer.

Un día una chica lo encaro en el pasillo, causando un gran alboroto. Con Sungmin veníamos de la cafetería y nos paramos a mirar lo que ocurría ya que había varios alumnos mirando el espectáculo.

- Deja el show niñita - decía Hangeng mirándola despectivamente - te di lo que querías, ahora déjame en paz.
- ¡¡ME MENTISTE!! - gritaba ella llorando, tenía todo el maquillaje corrido - ¡¡Dijiste que por mi cambiarias!! - Hangeng se largo a reír. Estaba con sus nuevos amigos. Un grupo de antisociales de último año.
- Ya te lo dije - decía Hangeng caminando hacia ella - te di lo que ¡¡QUERIAS!! - grito en el rostro de ella - ¡¡ahora vete!! ¡No vuelvas a aparecer frente a mí!

Hangeng se dio la vuelta y se fue justo a tiempo ya que el profesor Kangin llego exigiendo explicaciones. La niña paso a mi lado sujetada por sus amigas, jurando vengarse.

Ese día nos fuimos con Sungmin comentando lo ocurrido. Sobre todo lo que había dicho esa niña. Ella era hija de un conocido político. Tenía influencias en la escuela y podía hacer algo contra Hangeng. Además, mi amigo me había dicho algo que me quedo dando vueltas. Hangeng se estaba metiendo con todas las chicas millonarias de la escuela. ¿Acaso quería probar algo con eso? 

Pasaron más días y la navidad estaba cerca. Mis padres como siempre querían viajar conmigo a Japón. No dije nada, pero ya tenía planeada escaparme para ese día. Estaba aburrida de viajar siempre para esas fechas. En la escuela todos estaban alegres planeando lo que harían ese día, dándome envidia. Sungmin insistía en que me quedara en su casa, pero ese sería el primer lugar donde me buscarían si lograba escapar.

Para estas fechas las cartas que siempre recibía se triplicaban. Todas invitándome a salir el 24 de diciembre o pidiendo que nos juntáramos en x lugar para recibir una confesión de sus sentimientos frente a frente. No podía juntarme con todos para rechazarlos así que escogía 2 al azar y asistía al lugar citado en la escuela.

Uno de ellos me llevo hasta la azotea después de clases. Le pedí a Sungmin que me acompañara por si era un pervertido, pero ese día él necesitaba ir de compras de forma urgente. Aun que estaba dispuesto a posponer sus compras por mí. Pero no podía dejar que mi amigo se quedara sin los regalos que le faltaban comprar. Así que termine yendo sola al encuentro.

Abrí la puerta de la azotea y me encontré con Hangeng discutiendo con un chico. En cuanto me vieron, ambos se separaron y el chico se acerco a mí.

- Vamos a otro lado - dijo tomándome la mano. No entendía nada. Iba a dejar que me guiara hacia la puerta cuando sentí a Hangeng gritar.
- ¡¡SUELTALA!! - grito acercándose a nosotros con la cara desfigurada de rabia. El chico soltó mi mano al instante. Hangeng lo tomo de la chaqueta y lo azoto contra la pared - ¡¡no vuelvas a poner tus inmundas manos sobre ella!! - gritaba enojado - ¡que no te vuelva a ver revoloteando a su alrededor! ¡¿Escuchaste?! - el chico asintió asustado - ¡¡ahora vete!! - dijo soltándolo. El tipo corrió más que rápido bajando las escaleras. Me quede mirando la puerta sin entender muy bien lo que acababa de pasar. Hangeng me tomo del brazo y me arrastro hasta otra pared donde me acorralo, colocando una mano al lado de mi cabeza - ¿así que esa es tu nueva conquista? - pregunta sonriendo burlonamente. Fruncí el ceño intentando apartarlo.
- Eso a ti no te importa - lo empuje con más fuerza, solo logrando que me sostuviera de las manos evitando que lo tocara. Me apego mas contra la pared sosteniendo mi rostro con una mano.
- ¿Y qué? ¿Lo citaste aquí para "jugar" un rato con él? - pregunto acercando su rostro al mío apoyando su nariz en mi mejilla.
- ¿Por qué? ¿Quieres tomar su lugar? - pregunte desafiante, con una sonrisa. Hangeng me miro enojado y llevo su mano hasta mi cuello ahorcándome un poco.
- ¡¡Eres una..!! - dijo entre dientes haciendo que riera. Estaba asustada, pero necesitaba hacerme la valiente para lidiar con él. - me das asco - susurro cerca de mi boca.
- Suéltame entonces si te doy asco - susurre forcejeando - ¡te dije que no me volvieras a tocar! - Hangeng dejo de ejercer presión en mi cuello y se alejo un poco. Parecía confundido. Aproveche su descuido para soltarme por completo y comenzar a alejarme con lentitud. Pero Hangeng volvió a reaccionar agarrándome de los brazos y tirándome con más fuerza contra la pared. Golpeo con el puño la muralla junto a mi cabeza. Ahora si mi fingida valentía se había esfumado al ver su rostro desfigurado en una mueca de rabia. Comencé a temblar levemente jurando que si Hangeng me lastimaba lo pagaría con sangre. Pero lo que hizo después me sorprendió.

Tomo mi rostro con suavidad entre sus manos y me beso. Pillándome desprevenida. Abrí los ojos asustada, sintiendo como suspiraba sobre mi boca. Quería correr la cara, pero una extraña sensación me invadió. Mezcla de tristeza y melancolía o algo así era lo que sus labios me transmitían. Lo abrace por el cuello apegándolo más a mí, abriendo la boca, permitiendo que introdujera su lengua. Era algo familiar y excitante. Recordé esa noche en el motel y lo bien que me sentí en sus brazos. Hangeng bajo sus manos hasta mi cintura, abrazándome pegada a él. Camino un par de pasos y me apoyo contra la pared sin dejar de besarme. Sus manos recorrían mi espalda y no dejaba de quejarse en el beso. Apoye mis manos sobre sus hombros para empujarlo. Su beso tan apasionado me estaba ahogando. Los dos respirábamos con dificultad. Hangeng acaricio mi rostro con sus dedos, besando mis labios con suavidad.

- "Ya no puedo soportar más esto" - susurro en chino. Sentí su mano temblar sobre mi mejilla mientras volvía a suspirar. Aproveche de apartarla y alejarme antes de que dijera algo más comprometedor. Aun que él no sabía que yo entendía lo que estaba diciendo y prefería que no supiera tampoco. Sería demasiado vergonzoso. 

Termine de alejarme por completo de su lado, dejándolo ahí apoyado contra la pared con la cabeza agacha. Me fui de la azotea, dejándolo solo.

No pude evitar sentirme culpable por todo lo ocurrido. Pero no podía remediarlo. Era una chica consentida que no pensaba en los sentimientos de los demás. Pero por alguna razón, Hangeng había tocado mi fibra sensible.

Me subí al auto y fui a mi casa a cambiarme de ropa. Tenía que juntarme con la odiosa hija del amigo de mi padre. Quizás actuar un poco frente a ella alivie este malestar que tenía instalado en mi pecho. 

Nos juntamos en un restaurante del centro. Bastante lujoso. Ella hablaba hasta por los codos de sus viajes por distintos países del mundo y de los lugares que le parecían más bonitos. Quizás intentando que me diera envidia. No lo sé. Su personalidad era extraña y no me era fácil saber si estaba siendo sarcástica o simpática. Solo sabía que chicas como ella solo servían como floreros de mesas elegantes. Como simples adornos para sus maridos. A mí me habían criado de igual forma, con el fin de satisfacer y adornar el brazo de mi futuro marido, pero gracias a Woojung y a Sungmin, me hacían sentir que valía como persona. Que todo lo que aprendí me hacia ser mejor y que no era solo una muñeca esperando a tener un dueño. Y también con ellos mis caprichos se mantenían a raya. Aun que habían veces en que no podían evitar que mi lado consentido saliera a la luz. 

Termine asintiendo y sonriendo a todo lo que ella decía, haciendo pequeños comentarios al respecto para darle en el gusto. A mi padre le convenía mi amistad con ella así que debía mantener las apariencias. Por ahora.
Salimos tarde del local, ella subió a su auto despidiéndose de mí de forma "cariñosa". Jurando que me llamaría para que saliéramos de nuevo ya que se había divertido mucho. En cuanto se fue me puse a reír junto a Woojung. A él tampoco le simpatizaba mucho y no le gustaba la forma tan despectiva en que lo miraba. 

Caminamos un poco hasta donde había estacionado el auto, pasando por un callejón. Me detuve unos instantes ya que me pareció escuchar algo. Woojung se devolvió para hacer que caminara y también se quedo de pie a mi lado escuchando. Sonaba como si estuvieran peleando.

Un extraño presentimiento me invadió.

Corrí hacia dentro del callejón, seguida de cerca por Woojung. Llegamos hasta donde había un grupo de matones dándole una paliza a alguien. Estaban contra una pared golpeándolo con puños y pies. Me tape la boca con las manos para no gritar en cuanto lo vi. Era Hangeng al que estaban golpeando sin piedad.

- ¡¡Has algo!! - le grite a Woojung, llamando la atención de varios del grupo que sonrieron al verme.
- ¡Muchachos! ¡Se incrementó la diversión! - exclamo uno caminando hacia mí con cara de depravado. No alcanzo a llegar a mi lado cuando Woojung de un golpe lo mando hasta unos basureros. La mayoría se giro asustado al escuchar el estruendo. Miraron a Woojung sorprendidos y luego se largaron a reír. Pude ver a Hangeng apoyado en la pared escupiendo sangre, respirando con dificultad.
- ¡¿Que mierda estás haciendo?! - grito uno de los tipos dirigiéndose a Woojung. Este se puso frente a mí para cubrirme. Varios soltaron risotadas aun mas fuertes y otros pasaron la lengua por sus bocas de forma lasciva dándome asco.
- ¿Vienes a jugar preciosa? - dice uno de los tipos hablándome, se paso la mano por sus genitales haciendo que los demás aullaran de gusto.
- Mátalos - susurre a Woojung cruzándome de brazos, mirándolos a todos con asco. 

Él solo asintió y comenzó a golpear a los tipos de forma rápida y precisa. Era un experto en artes marciales y otros tipos de combate cuerpo a cuerpo. Estaba entrenado por militares o eso era lo que había escuchado decir a mi padre cuando hablaba de él con sus amistades. Parecía un asesino profesional por la forma en que peleaba. Dando golpes que quebraban huesos al instante. Ninguno alcanzo a arrancar ni a defenderse. Woojung los masacro a todos. Sin matarlos claro. Pero la mayoría pasaría meses en un hospital inmovilizado y con rehabilitación cuando lograran recuperar la conciencia. Me acerque a Hangeng que estaba sentado en el suelo, apoyado contra la pared medio inconsciente.

- Hangeng… - susurré apoyando mi mano en su mejilla logrando que reaccionara. Él me miro esbozando una leve sonrisa - llevémoslo a un hospital - le dije a Woojung que ya estaba detrás de mí.
- No… - se quejo Hangeng tomándome la mano que tenia apoyada en su rostro - no es necesario - comenzó a ponerse de pie con dificultad, siempre recargándose contra la pared. Le tome el brazo para ayudarlo y Woojung también hizo lo mismo con el otro.
- Dime donde vives, te llevaremos a tu casa - dije observando como apenas se sostenía. Le hice un gesto a Woojung y él de inmediato se lo subió a la espalda. Hangeng rezongó unos momentos pero luego se rindió.

Caminamos hasta el auto y le ayude a recostarse en el asiento de atrás. Me subí por el otro lado apoyando su cabeza en mis piernas, observándolo dormir. Había perdido el conocimiento de nuevo.

- ¿Lo llevamos a un hospital? - pregunto Woojung cuando se subió, acomodándose en el asiento.
- ¿Crees que es necesario? ¿Tiene heridas internas? - interrogue asustada, observando la sangre que tenía su camisa.
- No, no parece presentar heridas tan graves. Solo sufrió una gran paliza - dice él sonriendo.
- Llevémoslo a su casa entonces - Woojung asintió y puso el auto en marcha. Esa sensación en mi pecho se incremento al ver lo lastimado que estaba. Le quedarían algunas cicatrices en su rostro, junto con varios moretones. 

Woojung condujo hasta su departamento. Antes había averiguado para mí su información, así que sabia donde vivía y no fue necesario despertarlo para preguntarle. 

Llegamos hasta su puerta y como no reaccionaba aun tuve que hurgarle los bolsillos en busca de sus llaves. Abrí la puerta y entramos. Nos quedamos sorprendidos con lo que vimos.

A pesar de que era un departamento pequeño, estaba todo en perfecto orden. Algo que no representaba en nada la personalidad impulsiva y gamberra que tenía. Hasta no me sorprendería si supiera cocinar.

Woojung lo recostó sobre su cama y yo le acerque un botiquín que había bajado del auto. Le quito la camisa y comenzó a revisarlo, notando que tenía moretones en los costados. Lo vendó y curo sus heridas mientras yo observaba todo sentada en una punta de la cama.

- Despertara en un par de horas. - comento Woojung poniéndose de pie, mirándome.
- Me quiero quedar hasta que despierte - dije observándolo dormir.
- Hanbyul- nim, es tarde.
- Lo sé! Mañana no hay clases por que salimos de vacaciones. Me quiero quedar aquí. - declare de forma obstinada. Woojung bufo molesto.
- Iré a comprar para preparar algo de comer y le avisare a sus padres que pasara la noche afuera - dice resignado. Me hace una leve reverencia y luego se retira. No podía dejarlo solo después de ver lo mal que había quedado después de esa golpiza.

Me acomode mejor sobre la cama, apoyando mi espalda contra la pared. Frente a mí, al otro lado de la habitación, había un armario que ocupaba toda la pared de la esquina. Eso hacía que la habitación se viera más grande ya que la cama también ocupaba un rincón, quedando espacio en el centro para poner la mesa que estaba guardada cerca del armario, la que seguramente ocupaba para comer. Cerré los ojos sintiendo la calma del lugar. Hangeng dormía y yo también me dormí.

Desperté sintiendo aroma a comida junto con el perfume de Woojung. Abrí los ojos estirando los brazos. Estaba tapada con su chaqueta y una frazada. Hangeng ya no estaba en la cama. Sentí voces en la cocina. Al parecer los dos conversaban muy animadamente. Me levante, caminando de forma sigilosa hasta la cocina para espiarlos.

- Eres muy fuerte hyung - decía Hangeng con tono alegre - ¿esas técnicas de pelea donde las aprendiste? - pregunta emocionado.
- Tendría que matarte antes de revelar mis secretos - amenaza Woojung haciéndome reír. Siempre era igual. Me devolví a la cama dejando que esos dos continuaran cocinando y conversando. Como ahora estaba desocupada, me metí debajo de las frazadas para taparme y esperar a que terminaran de cocinar.

Me quede dormida nuevamente y el sonido de sus voces y platos detrás de mi me despertaron. Al parecer ya habían terminado de preparar comida y ahora estaban cenando.

- ¿Hace cuánto trabajas con ella hyung? - pregunto Hangeng con la boca llena.
- Trabajo para la familia Park desde que tenía 22 años - dice Woojung en tono nostálgico.
- ¿Y para ella? - insistió Hangeng
- Para Ahgassi… - murmuro pensativo - Estoy con ella desde que cumplió 4 años, aun que ella no lo recuerda muy bien.
- Eres como su guarda espaldas, ¿verdad?
- ¡Soy mucho más que eso! - dice Woojung divertido. Hangeng carraspea, al parecer se había atorado - no pienses mal Hangeng - Le da unos golpes en la espalda para desatorarlo.
- Ella… ¿ella siempre ha sido así?
- ¿Caprichosa, consentida y ególatra? - me removí en la cama haciendo que ambos se callaran. Como no dije nada y tampoco me di vuelta, siguieron conversando. - Hanbyul-nim es… un poco consentida.
- ¡¿UN POCO?! - exclama Hangeng haciendo que Woojung riera a carcajadas.
- Parece que no te ha hecho la vida fácil - dice aun riendo. - Pero ella es así y parte de su mal comportamiento es mi culpa. Es hija única, ¿sabes?
- ¿Y eso justifica que haga lo que quiera? - Hangeng sonaba molesto.
- Mira niño, no sé qué te habrá hecho mi Ahgassi, pero ten por seguro que a ella le importas. ¿O que crees que hizo que te ayudara?
- ¡Woojung! - exclame sentándome sobre la cama, asustándolos a los dos. Ya estaba hablando de más. - tengo hambre - dije bostezando, estirándome sobre la cama - ¿Qué hora es? - Woojung observo su reloj.
- Van a ser las 12 - dice sonriendo.
- Tengo hambre - repetí haciendo un puchero, cerrando los ojos unos momentos. Woojung se levanto y fue hasta la cocina, se devolvió con un plato de arroz y palillos extras. Me hizo un gesto para que me acercara, cosa que hice. 

Me senté frente a Hangeng tomando los palillos y comenzando a picar comida. Ambos siguieron comiendo en silencio y eso me molesto. Intercambiaban miradas de complicidad haciéndome sentir incomoda.

- ¿De qué tanto hablaban? - pregunte llevándome un pedazo de kimchi a la boca. Hangeng y Woojung se miraron.
- De nada - respondieron casi al unisonó. Mire a Woojung enojada, él solo sonrió y siguió comiendo. 

Luego de unos momentos comenzaron a hablar de cosas triviales, como partidos de baloncesto y la escuela. Termine de comer y me acosté en el suelo acurrucada escuchándolos conversar.

- Sera mejor que nos vayamos - dice Woojung tocándome la cabeza - Hangeng necesita descansar y nosotros también - declaro acercándose más a mí para levantarme del suelo. Escuche que Hangeng se movía más que rápido poniéndose de pie.
- ¡Hyung! no es necesario que se vayan - dice avergonzado - Sé que mi departamento es pequeño pero tú y yo podemos dormir en el suelo y Hanbyul en mi cama - dice observándonos. Abrazo a Woojung acercándome más a su oído.
- "Dile que si" - susurre. Woojung me miro enojado pero supe por su expresión que me iba a decir que no. Su no era irrevocable y rotundo. No podía hacer nada cuando él se ponía así.
- Lo siento Hangeng, tengo que llevar a Hanbyul a su casa. Sus padres se preocuparan - solté una pequeña risotada. Que mentira más grande. Sabían que estaba con Woojung, nunca se han preocupado desde que me dejaron a su cargo.
- Entiendo - dice sonriendo triste. Woojung me toma de los hombros y me encamina a la puerta, Hangeng nos sigue para acompañarnos y así despedirse. Woojung le hace un gesto con la cabeza, Hangeng sonríe al mirarme y con Woojung salimos al frio de la calle dejándolo solo en su departamento. Pronto comenzaría a caer nieve, no me extrañaría que en la mañana amaneciera todo nevado ya que hacia muchísimo frio. Se acercaba la fecha de navidad y año nuevo.


En navidad, mis padres tenían la costumbre de viajar a Japón para ver a la familia de mi padre y a sus amistades. Era una especie de tradición que siempre odie. Ellos se van a sus fiestas extravagantes y me dejan sola en casa. Cuando hacen que vaya a una de esas celebraciones me aburro, ya que la mayoría son ancianos y si hay jóvenes comienzan a mirarme como mercancía de intercambio. Varios magnates se acercan a mi padre para proponerle uniones de empresa basados en mi matrimonio con sus hijos. Al final siempre termino huyendo con Woojung, haciéndolo pasar por el amor de mi vida, dejando a mis padres solos con sus estúpidas fiestas.

Este año planeo escapar y no dejar que me arrastren a Japón con ellos. Sungmin no me puede acompañar en mi aventura por qué su familia dará una fiesta donde sus tíos y primos asistirán. Esconderme en su casa será la última opción. 

El 23 de Diciembre me levante de madrugada e hice un pequeño bolso con ropa. Salí de la casa apagando mi celular. Deje una nota pegada en la puerta de la pieza de Woojung para que no se preocupara. Tome un taxi hasta el centro y me metí a una cafetería de esas que abren durante todo el día. Ahora sí que extrañaba mi cuaderno de dibujo, no lo había empacado en el bolso. Ya eran las 8 am y a la cafetería comenzaba a llegar más gente. Sobre todo personas de oficina que venían a buscar su café matutino. Me entretuve mirando por la ventana, viendo a la gente pasar. Tenía que hacer hora hasta las 9:30 que era cuando abrían las puertas del centro comercial. Pasaría el día ahí dando vueltas para matar las horas hasta la noche. No tenáa nada planeado en concreto, solo quería escapar ya que mis padres viajarían hoy y si yo no estaba tendrían que irse igual. No podían cancelar sus planes por mí. Jamás lo habían hecho. 

A las 9 salí de la cafetería y me fui rumbo al centro comercial. A esta hora Woojung ya estaría afanado por encontrarme.

Pase la mañana dando vueltas, probándome ropa y comprando algunas cosas. Como supuse, era el mejor lugar para pasar el día sin preocuparme de nada.

Eran las 4 de la tarde cuando al salir de una de las tiendas me tope con un grupo de pandilleros. Estaban sentados en el lugar de descanso del pasillo molestando a la gente. Me puse unos lentes de sol que había comprado hace poco e intente caminar lo más rápido que pude sujetando bien las bolsas que cargaba. Cuando uno de los tipos se cruzó frente a mí, supe que estaba perdida.

- ¡Pero mira la preciosura que me encontré! - dijo abriendo los brazos para cortarme el paso, ya que intente escabullirme por el lado. 
- Apártate - dije levantando el rostro para mirarlo. El sonrió mas alegremente - ¡quítate del camino!
- ¡Es una fiera! - dice en tono burlón, tomándome de los hombros. Me sacudí sus manos de encima.
- ¡No me toques animal! - exclame asqueada, sacudiéndome donde sus manos habían tocado. Haciendo que riera con más ganas. 
- ¡Atrape una princesa! - dijo riendo a carcajadas, los demás vitorearon celebrando. Mire hacia todos lados buscando un guardia, ¡cómo era posible que dejaran entrar gente de esta calaña a un centro comercial! - ¡A quien buscas princesa? - pregunto acercándose a mi rostro, haciendo que retrocediera. 
- Aléjate - amenace furiosa. Camine hacia atrás, lo único que me quedaba era entrar a una de las tiendas y de ahí llamar a algún guardia. Choque con alguien en mi intento de escapar. Me sostuvo de los hombros haciendo que me girara asustada.
- ¡Ya la tenemos! - grito el tipo que me estaba molestando antes. Sonriéndole a quien me tenía sujeta. 
- ¿Qué hacen? - pregunta enojado, colocándose delante de mí.
- ¡Hangeng! ¡Llegas justo a tiempo para la diversión! - dice otro de los tipos sonriendo. Él se da vuelta y me mira, observando la cara de asustada que tenia. 
- ¡Vamos! Conozco un lugar genial para divertirnos con ella - todos se pusieron de pie celebrando la idea. El tipo que me molestaba antes se acerco a nosotros para tomarme de la mano, Hangeng se la aparto de golpe antes de que me la agarrara. 
- ¡¿Qué demonios?! - dice el tipo enojado.
- No la toques - Hangeng toma mi mano con fuerza y camina conmigo alejándose del grupo de pandilleros.
- ¡HEY! ¡¡Dónde vas!! - grito otro apuntándonos. Varios caminaron hacia nosotros, tomando a Hangeng de la ropa de forma amenazante. Él aparto las manos de un manotazo y de un golpe derribo a uno de los tipos.
- ¡¡A ella no la tocan!! - dice mirando al tipo en el suelo. Los que estaban a nuestro alrededor retrocedieron bajando la cabeza, al parecer había derribado al líder. Este se puso de pie sobándose la mandíbula mientras sonreía.
- Está bien, quédatela - dice escupiendo en el suelo - ¡vámonos chicos! - hace un gesto con las manos y comienza a caminar alejándose de nosotros. Yo respiro tranquila. Por unos momentos temí por mi vida.
- Gracias - le dije a Hangeng, haciendo que me mirara. 
- Estamos a mano ahora - dice serio. Metiéndose las manos a los bolsillos. Sonreí cruzado al mirarlo. Tenía razón, ya no me debía nada aun que nunca pensé en cobrárselo. Ordene mi ropa tomando la bolsa de papel que había dejado en el suelo. Quería buscar un guardia para amenazarlo o mejor aún, le diría a mi padre lo que paso para que hicieran algo al respecto.

Comencé a caminar alejándome de Hangeng, no tenía nada que hablar con él. Y al parecer él tampoco con la forma tan fría que me trato a pesar de haberme ayudado. Después de ese día que le ayudamos con Woojung, nunca más supe de él. 

Había bastante gente en los pasillos haciendo las últimas compras para navidad. Mire la hora y me metí a una tienda de artículos de oficina y otras cosas parecidas. Tendría que comprarme un cuaderno de dibujos nuevo de todas formas ya que el que tenía estaba a punto de acabarse.

Camine por los pasillos buscando donde estaban, encontrándolos en un rincón. Los ojee por unos momentos y escogí uno con muchas páginas. Me di la vuelta para ir a pagar chocando con alguien. Al mirar de quien se trataba me encontré con Hangeng.

- ¿Me estas siguiendo? - le pregunte sorprendida.
- No, yo también estoy comprando - dice mostrándome unos lápices. Fruncí el ceño y camine hasta la caja para pagar.

Salí de la tienda notando que Hangeng caminaba detrás de mí. 

A todas las tiendas que me metía, Hangeng también lo hacía, incluso a la tienda de ropa interior femenina, a la cual me metí apropósito para ver lo que hacía. Llamo la atención de las vendedoras al ponerse a mirar un brasier de cerca, haciéndome reír.
Termine de dar vueltas en el centro comercial en la noche. A esta hora mis padres tendrían que estar en Japón y Woojung como loco buscándome. Me senté en una de las bancas que había en una plaza a la cual llegue caminando. Saque mi celular y lo mire pensando en si prenderlo o no. Sentí a alguien tomando asiento a mi lado. Sonreí mirando el cielo.

- ¿Escapaste de tu casa? - me pregunto observando mi celular
- Algo así - dije volteándome para mirarlo. Hangeng me observaba preocupado. 
- Woojung hyung tiene que estar buscándote - dice apuntando mi celular - ¿por qué no lo llamas?
- No quiero que me encuentre aun - guarde el móvil en el bolsillo de mi chaqueta y me acomode mejor en la banca apoyando mi cabeza en el respaldo para mirar el cielo.

Nos quedamos en silencio por unos momentos mirando el cielo. Se iba a poner a nevar en cualquier momento. Hangeng se puso de pie de repente y se alejo corriendo. Lo mire extrañada. Quizás había recordado que tenía algo que hacer. Ahora necesitaba buscar un lugar para pasar la noche. Pero no podía registrarme en ningún hotel. Woojung me encontraría de inmediato ya que lo más seguro es que puso de sobre aviso a todos los hoteles de la ciudad. Tendría que ir a algún sauna o algo así. Recordaba que con Sungmin había ido a uno y pasamos la noche ahí comiendo huevos duros y haciéndonos tratamientos para la piel. Me iba a poner de pie para buscar uno de esos cuando Hangeng llego corriendo a hasta la banca. Se sentó a mi lado y coloco una lata de café entre mis manos. Estaba caliente. Lo mire sorprendida. Había ido a comprar esto para que no me congelara. Observe la lata sonriendo. Sintiendo algo cálido en mí pecho. Hangeng me quito la lata y la abrió por mí, pensando quizás que no podía abrirla y me la entrego. Él también tenía una en sus manos que ya estaba bebiendo. Me acomode hacia atrás otra vez, pegándome más a su lado. Él no se quejo y tampoco se movió. Nuestra relación era demasiado extraña, incluso para mí. Volvimos a estar en silencio por un buen rato bebiendo nuestras latas de café, hasta que ya comenzó a nevar. Hangeng me tomo la mano y con la otra tomo el bolso que había estado cargando del suelo junto con las bolsas. Comenzamos a correr. La nieve se hacía cada vez más espesa, cubriéndonos la ropa y la cabeza. Corrimos hasta llegar a su departamento, en donde me hizo entrar sacudiéndose la nieve del pelo y la ropa. Hice lo mismo, dejando una poza de agua en la entrada. Hangeng ingreso directo a su pieza dejando mi bolso y las cosas en el camino, entre detrás de él caminando lentamente, sintiéndome más extraña aun. Una toalla me recibió tapándome la cabeza.

- Sera mejor que te bañes, así no te resfriaras - dice moviendo la toalla en mi cabeza para secar mi pelo. - con el agua caliente entraras en calor. - apoyo sus manos sobre mis brazos para frotarlos y luego se alejo caminando hacia la pared para prender la calefacción del suelo. - ya sabes dónde está el baño - dice mirándome de reojo. Camine de vuelta hacia la puerta y tome mi bolso del suelo, metiéndome al baño.

Luego de la ducha me sentí mejor. Pero un tanto incomoda al estar a solas con él en su departamento. Después de todo lo que había pasado, las cosas estaban raras entre nosotros. No teníamos ningún tipo de relación. Ni si quiera éramos amigos o algo parecido. Pero él siempre estaba ahí cuando más lo necesitaba y lo mismo sucedía conmigo. Era algo de verdad extraño. Me sentía confundida cuando estaba a solas con él. Quería alejarme corriendo de su lado, pero algo me lo impedía. Este capricho me estaba costando más caro de lo que había pensado.

Salí del baño vestida con unos jeans y una playera larga que ocupaba como pijama. Fui hasta la habitación, Hangeng estaba cambiándose de ropa colocándose una playera. Deje caer mi bolso de la sorpresa, asustándolo. Me miro con la boca abierta y con el cuerpo congelado, con los brazos estirados metidos en la playera. Coloque mi pelo húmedo detrás de mi oreja un poco nerviosa. Tal vez no fue buena idea el dejar que me arrastrara hasta aquí. Le di la espalda sintiéndome acalorada. Era una estupidez! Ya lo había visto desnudo antes. Y por completo. Quizás fue el hecho de encontrarlo de repente así sin playera que hizo que recordara cosas al ver su espalda desnuda. Me agache para buscar en mi bolso el celular. Lo había guardado en uno de los bolsillos. Ahora sí que necesitaba a Woojung con urgencia. Después de sacar el teléfono, me puse de pie girándome para mirar que hacia Hangeng. Encontrándolo frente a mí. Tomo la mano donde tenía el teléfono intentando quitármelo.

- ¡¿Qué haces?! - pregunte enojada, forcejeando con él. Me empujo contra la pared que tenia a la espalda. Lo vi sonreír unos momentos.
- ¿No te gusta jugar? - lo mire sorprendida. ¿Estaba demente? No entendía este cambio de actitud tan repentino. Le mire de forma despectiva. 
- ¿Estás loco? - dije abriendo mi celular para encenderlo. - Necesitas ir a un psicólogo con urgencia - lo miré de forma seria. Hangeng toma el móvil de mi mano arrebatándomelo. Lo mira unos segundos y luego lo lanza hacia atrás aterrizando en el suelo. - ¡YAH! - grite enojada empujándolo para que se apartara. Él sostiene mis manos con las suyas inmovilizándome - ¡Suéltame! - forcejee con él de forma inútil. - ¡Hangeng! ¡Basta! - Me apretó contra la pared unos segundos. Vi que movía la boca intentando decir algo. Estaba asustada por lo que pudiese pasar. Sus arrebatos eran de temer. Todos en la escuela lo sabían y se mantenían alejado de él por esto. De pronto, comenzó a soltarme apartándose a un lado. Dejando de acorralarme. Lo observe unos momentos no entendiendo nada. Hasta pensé en llamar de verdad a un psicólogo. Camine hacia mi celular que estaba desparramado en el suelo, lo arme y encendí. Hangeng se apoyo contra la muralla y se dejo caer sentado, resbalando lentamente.
- "Esto es inútil" - murmuro en chino agarrándose la cabeza. Mi teléfono comenzó a sonar y lo conteste de inmediato.
- Donde estas? - fue lo primero que escuche
- En el departamento de Hangeng, ven por mi - dije mirando al aludido de reojo. Seguía en la misma posición con la cabeza entre sus manos murmurando cosas.
- Estoy en camino - dice colgando. Comencé a reunir mis cosas. Colocándome el abrigo para salir en cuanto Woojung llegara. Tome mi bolso del suelo y las bolsas. Hangeng levanto la cabeza mirándome. Se veía aproblemado y triste. Una punzada atravesó mi pecho. ¿Sentía remordimiento?. Aparte la mirada y me encamine hacia la puerta. Una mano sostuvo la mía deteniéndome.
- "Creo… creo que estoy enamorado de ti - dice sonriendo de forma triste. Lo mire unos segundos y luego aparte mi mano.
- "No es amor, no te confundas. Solo estas obsesionado por que no me puedes tener - respondí en chino, sorprendiéndolo. Soltó mi mano lentamente. Tenía la boca abierta. No se esperaba a que conociera su idioma. Quizás pensó que estaba a salvo con su confesión. Pero que equivocado estaba.
- ¿Cómo…? - murmuro aun en shock. Sonreí y seguí mi camino hacia la puerta. - "Tu ganas, princesa consentida" - le escuche decir. Abrí la puerta justo a tiempo. Woojung se disponía a tocar para entrar. No le di tiempo para que dijera nada. Lo arrastre hasta el auto y nos fuimos a casa. 

Estuve todo el camino dándole vueltas al asunto. ¿Por qué ese comportamiento tan repentino de Hangeng? Después de ser tan amable conmigo y defenderme en la mañana. Él mismo quiso atacarme. Me confundía. Él no tenía escusa para comportarse de esa manera. 

Como supuse, mis padres se fueron sin mí y eso me dejo el 24 libre para hacer lo que quisiera. Pase la navidad en casa de Sungmin junto con su familia y Woojung, que también era considerado parte de la familia.

Mis padres volvieron tres días después cargados de regalos para mí. Recordándome que sería la última vez que me dejarían sola. 
No volví a ver a Hangeng hasta que volvimos a clases.

Teníamos que prepararnos para los exámenes y así después salir de vacaciones de verano. Pero para eso faltaban meses.

Hangeng seguía con sus malas juntas y su mala reputación de come mujeres. Las chicas seguían cayendo por él a pesar de todo y eso le hacía aun más popular.

Confirme a través de Woojung que la paliza de la cual lo salvamos la había encargado esa hija de político que aun rondaba por la escuela. Tendría que encargarme de ella algún día. Nadie se metía con uno de mis juguetes y salía bien parada.

Me di cuenta de que había dejado de recibir cartas de mis "fans" y sospeche que Hangeng tenía algo que ver en eso. Pronto seria san Valentín y aun que eran las chicas las que regalaban los dulces, a mi me llegaban varios. No es que comiera mucho chocolate, pero ya estaba acostumbrada a que eso ocurriera y hasta Sungmin lo esperaba con ansias ya que más de la mitad de mis dulces se los regalaba a él.

- ¿Tienes pensado entregarle algún chocolate a alguien este año? - preguntaron mis "amigas". Nunca entregaba chocolate a nadie, por qué no había nadie que me interesara.
- ¿Hangeng? - murmuro Mo-ne mirándome. Yo solo me reí. Ellas nunca supieron lo que paso entre ambos. Y tan solo creyeron que me había dado por vencida.
- Sería una gran oportunidad - sugirió Jae-in sonriendo.
- No me interesa - dije seria, jugando con un lápiz. Estábamos en la hora de descanso.
- Pero… pensamos que te gustaba - dice Tae-ra incrédula. La mire de forma amenazante. Estaban elevando mucho la voz.
- ¡Dije que no me interesaba! - exclame enojada, golpeando la mesa. Tome mi cuaderno de dibujo y me puse de pie, caminando hacia la salida del salón.
- Vaya… quizás ya la rechazo, por eso se comporta así - escuche murmurar a la hiena líder. Apure el paso y salí de la clase.

Me apoye en la pared mientras me ponía a reír. Este sería su último año de escuela. Tenían los días contados.

Me cruce con varias chicas que planeaban salir a comprar cosas para preparar chocolates caseros. Hasta Sungmin me hizo acompañarlo a comprar ya que quería regalar chocolates a mí y a sus amigos.

- Deberías intentarlo - dijo tomando una caja de chocolate en polvo
- ¿Y a quien quieres que se lo regale? - pregunte tomando una caja también, leyendo las instrucciones.
- ¿A mí? - dice poniendo cara tierna.
- Sungmin~ - dije abrazándolo - te regalare chocolates, ¡eso lo sabes!
- ¡Pero siempre los compras! Nunca los haces.
- ¿Quieres morir intoxicado?
- Sabes que si lo intentas, puedes lograrlo. Así como preparaste esa comida para mí la otra vez.
- Eso cuenta como milagro. Además, los chocolates que siempre compro ¡son suizos! Y ellos son los expertos~ 
- Está bien, está bien. ¡Algún día vendrás a mí a pedirme que te ayude a preparar chocolates para San Valentín! - dice riendo.
- Tu nunca pierdes la esperanza, ¿verdad? - rio también.
- ¡No! ¡Ahora vamos! Que ya tengo todo lo que necesito.

Al otro día la escuela era un caos, habían chicas corriendo para todos lados con bolsitas de regalos persiguiendo chicos. Me cambie los zapatos y observe que tenía un par de cajitas dentro. Las tome y camine hacia el salón, al parecer este año también recibiría dulces para felicidad de Sungmin. Varios que me vieron llegar con esas cajas de dulces se pusieron a cuchichear, quizás imaginando que las traía para regalárselas a alguien. Observe que Hangeng también me miraba. Yo seguí mi camino hasta mi puesto donde ya estaba el trio de hienas esperándome.

- ¡Hanbyul! - exclama Tae-ra emocionada - ¡regalaras chocolates después de todo! - decía feliz.
- ¡¿Serán para Hangeng?! - pregunta Mo-ne igual de emocionada. Como estaban hablando fuerte, varios ya me miraban comentando la situación.
- Qué bueno que decidiste hacerlo Hanbyul-sshi - dice Jae-in, tomándome las manos para mirarme con brillos en los ojos - si Hangeng te rechazo antes.
- ¡¿Pueden callarse?! - grite enojada, ya había perdido la paciencia y estaba segura de que estaban haciéndolo a propósito - ¡estos chocolates me los regalaron para que se enteren. Como todos los años desde que estudio aquí! ¡así que dejen el cotorreo y aléjense de mí! - dije tirando mi bolso sobre la mesa de forma brusca. Las tres desaparecieron y los cuchicheos se detuvieron al instante. Hangeng salió del salón pasando a llevar a algunos compañeros, al parecer enojado.

Las horas de clase pasaron y llego el almuerzo. Me junte con Sungmin para ir a comer ya que las otras tres me tenían saturada. 
Nos pusimos en la fila para comprar. Estábamos conversando sobre algo trivial cuando escuchamos unos platos quebrándose. 

- ¡¡Te dije que no los quiero!! - escuchamos gritar. Observe sorprendida como Hangeng se ponía de pie, pasando al lado de una chica que tenía la cara tapada con sus manos, al parecer llorando.
- Creo que alguien anda de mal humor - comento Sungmin asustado. No dije nada y solo pedí mi almuerzo.

Al parecer Hangeng estaba rechazando todos los chocolates, o eso era lo que los rumores decían. 
Varias chicas se sentían decepcionadas, ya que pusieron mucho esfuerzo en hacerlos y Hangeng estaba insoportable.

Como aun estábamos haciendo repaso para los exámenes, me escape al gimnasio para estar más tranquila.

Tenía mi cuaderno de dibujo abierto mientras miraba la nada.

- ¿Que tenemos aquí~? - escuche de repente a mi lado, asustándome - ¿qué es esto? - me quita el cuaderno de las piernas, mirándolo - ¡así que la lagartija tiene talento! - dice riendo burlona, enseñándole unos dibujos al chico que la acompañaba.
- ¡Dámelo Lee Bom! - exclame poniéndome de pie para quitárselo. Ella se alejo bajando las graderías, saltando.
- ¿Y este quién es? - dice viendo uno de los dibujos - ¡¿Hangeng?! - se voltea a mirarme sorprendida - ¡¿te gusta Hangeng?! - sonríe de forma burlona para luego largarse a reír a carcajadas.
- ¡Dámelo! - grite lanzándome sobre ella, pero me esquivo empujándome hacia un lado.
- ¡Mira tú! Quién lo diría~ - dice en tono burlón - ¿qué pasaría si yo publicara estos dibujos? - me mira de reojo mientras le hacía unos gestos al pelirrojo.
- ¡Atrévete! - respondí entre dientes.
- ¿Qué? ¿No me crees capaz? - me tire sobre ella de nuevo, logrando tomar mi cuaderno al pillarla desprevenida. Lo tironeamos un poco y logre quitárselo, pero ella arranco unas hojas. 
- ¡Dámelas! - extendí una mano hacia ella, mirándola enojada.
- ¡¿Estás loca?! Con esto me basta para publicarlas - había sacado los dibujos de Hangeng jugando básquet - hasta ya tengo el encabezado… "la princesa lagartija enamorada del deportista gigoló" - dice sonriendo, doblando las hojas para guardarlas.
- ¡YAH! - grite tirando el cuaderno al suelo para lanzarme sobre ella. La tire al suelo del impulso, cayendo sobre ella, pero la bruja era más fuerte que yo. 
- ¡Heechul! - grito y de inmediato ese chico pelirrojo, que iba a mi clase, la ayudo a librarse de mí. Entre los dos me sostuvieron en el suelo. La bruja sentada sobre mis piernas para que no la pateara y el pelirrojo sosteniéndome los brazos para inmovilizarme. - ¿te gusta humillar a la gente con tu dinero? Niñita~ - dice de forma amenazante - ¿nunca sabrás lo que se siente no tener nada, verdad? - se levanto del suelo y fue donde estaba el cuaderno. Lo recogió y regreso ojeándolo - tienes muchos dibujos.
- ¡Suelta eso maldita bruja!
- ¡Cállate! - grito levantando la mano, en un ademan de golpearme, pero luego se relajo sonriendo, bajando la mano - tengo una idea mejor~ - dice caminando hacia un rincón con el cuaderno bajo el brazo. Forcejee un poco intentando soltarme, pero el tipo me tenia bien sujeta de las manos. - tienes muchos dibujos aquí, quizás algunos son recuerdos muy preciados para ti, ¿o no? - Lee Bom volvió con un balde en su mano, colocándolo frente a mí. - ¡que esto te sirva de lección! - dice rompiendo el cuaderno, arrancando las hojas, arrugándolas y metiéndolas dentro del balde, hasta terminar por completo con el cuaderno metido dentro.
- ¡YAH! ¡¡Basta!! - grite moviendo las piernas, intentando golpear el balde. Pero lo había puesto en una posición inalcanzable para mis piernas.
- Podría conservar estas para publicarlas - dice desdoblando las hojas que se había guardado - ¡pero no, mejor que no quede nada! - se larga a reír. Saca un bolsillo y le prende fuego a las hojas de su mano para luego lanzarlas dentro del balde.
- ¡¡NO!! - grite, notando como comenzaba a llorar. Heechul me soltó, pero ya no podía hacer nada. Tenía ese cuaderno desde los 11 años y había sido un regalo de Woojung. Muchos recuerdos estaban ahí, casi toda mi vida. Ahora se consumía con las llamas del fuego.
- ¡Maldita! - grite con lagrimas en los ojos, mirándola.
- ¿No tienes una cámara? - pregunto a su amigo - esto es digno para una foto. - dijo largándose ambos a reír.

Grite aun más fuerte, logrando soltarme. Me lance sobre ella, tirándola al suelo conmigo encima. No sabía cómo pelear, así que la tome del pelo jalándoselo lo más fuerte que pude haciendo que gritara. Heechul me afirmo las muñecas quitándome de sobre ella. Lee Bom se puso de pie ordenándose el pelo, mientras que yo seguía forcejeando con el pelirrojo que me sostenía con fuerza de las manos, inmovilizándome sentada en el suelo.

- ¡Esta me la pagas! - grito la bruja, empuñando su mano para golpearme. Cerré los ojos bien apretados esperando a recibirlo. - ¡¿qué estás haciendo?! ¡¡Suéltame!! - abrí los ojos asustada y vi a Hangeng detrás de Lee Bom sosteniéndole la mano - ¡QUE ME SUELTES! - gritaba ella forcejeando. Hangeng me mira y mira a Heechul haciéndole un gesto moviendo la cabeza. Sentí que soltaba mis manos, liberándome. Heechul me bordeo y se paro frente a Hangeng para encararlo.
- ¡Suéltala! - dice desafiante. Hangeng sonríe cruzado y suelta a Lee Bom, empujándola con fuerza hacia un lado. La bruja aterrizo de rodillas al suelo. Heechul corrió a ayudarla.
- ¿Te encuentras bien? - mire hacia el frente y ahí estaba Hangeng observándome preocupado. Aparto el pelo de mi rostro de forma delicada.
- ¡¿Me ves bien acaso?! - dije enojada, apartando su mano. Hangeng se puso de pie y miro a Heechul que sostenía a Lee Bom de los brazos. 
- ¡¿Que miras?! - exclama el pelirrojo todo altanero. Hangeng lo toma de las solapas y lo acerca hacia él. 
- ¡YAH! ¡Suéltalo! - grito Lee Bom a su lado, tomándolo del brazo. Hangeng soltó a Heechul de un lado y con esa mano libre tomo la cara de Lee Bom acercándola hacia él.
- No vuelvan a tocarla. ¡¿ME ESCUCHARON?! - grito enfurecido, soltándolos a la vez, empujándolos al suelo. Ambos tropezaron hacia atrás. Lee Bom tenía los dedos de Hangeng marcados en su rostro y estaba a punto de ponerse a llorar de rabia.

Hangeng volvió a donde me encontraba, aun en el suelo, y se agacho dándome la espalda.

- Sube - dice girándose un poco para mirarme. Vi que los otros dos pronto se recuperarían y quizás que atrocidad harían. Me apoye en el suelo y me monte en su espalda. Ya el fuego se estaba apagando y no quedaba rastro de lo que fue mi cuaderno.

Me abrace mejor a su cuello, apoyando mi cabeza sobre su hombro. Hangeng salió del gimnasio conmigo y me llevo a la azotea. En todo el camino no dijo nada, y tan solo sentir su respiración me tranquilizaba. Abrió la puerta con dificultad y luego me bajo cerca de una pared. Volví a sentarme en el suelo. Estaba triste por la perdida, era algo que aun que lo intentara, no podría recuperar nunca. Y quizás Lee Bom no dimensionaba el daño que me había causado al quemar ese cuaderno. Esto era una declaración de guerra.

Hangeng se sentó a mi lado y yo de forma automática apoye mi cabeza sobre su brazo cerrando los ojos. Era increíble lo tranquila que me sentía con él a mi lado. Era casi lo mismo que sentía con Woojung, pero de una manera completamente diferente y complicada.

- Gracias - susurre levantando la cabeza para mirarlo. Él sonrió acercando su mano a mi rostro.
- Menos mal que llegue a tiempo - dice poniéndose serio - no dejare que nadie te haga daño. - aparte su mano de mi rostro sintiéndome incomoda.
- Ya tengo a Woojung para que me defienda ¿sabes? - dije pasando los dedos por mi pelo, intentando ordenarlo.
- Pero no está aquí ahora, ¿o sí? - pregunta arqueando una ceja. 
- Hangeng, ¿qué pretendes? - me aleje un poco para voltearme y mirarlo mejor. El también se giro, mirándome serio.
- Sé que solo fui un capricho tuyo - dice sin cambiar esa mirada de seriedad. Me puse nerviosa unos segundos.
- Hangeng… yo… - murmure intentando hilar las ideas. Él levanto una mano para hacerme callar. 
- Me gustas, no puedo seguir negándolo - dice sonriendo de forma triste, pasando una mano por su rostro.
- Yo te dije que-
- Déjame terminar - me interrumpió volviendo a mirarme. Tomo una buena bocanada de aire y continuo hablando - hice de todo. Ya lo sabes. Pero me es imposible sacarte de aquí - dice apuntando su cabeza - ¡eres una niña imposible! - suelta un gran bufido y se gira nuevamente, apoyando su espalda contra la pared. No sabía que decir así que me quede callada. No era que él no me gustara. Pero no podía corresponderle de igual manera. Como el dijo, solo fue un capricho. Lo escuche gritar, asustándome. Se revolvió el cabello con fuerza. - no me importa - dice de pronto, lo miro sin entender de que hablaba - de verdad no me importa - sonríe al colocarse frente a mí.
- ¿A qué te refieres? - pregunte sin comprender. Hangeng apoyo sus manos en mis hombros.
- Úsame si quieres, no me importa.
- ¿De qué hablas? - le mire asustada. Eso no sonaba nada bien.
- Seré como Woojung para ti - dice sonriendo. Colocando una mano en mi mejilla. La aparte de golpe alejándome.
- Estás loco. Llamare un psicólogo ahora mismo - dije metiendo una mano en mi bolsillo para sacar mi celular. ¿Hablaba en serio? Lo mire de reojo y comprobé la seriedad de su rostro. Volví a guardar el celular. La idea era tentadora en realidad, pero un poco complicada. - ¿y que ganas tú? - pregunte al fin, rompiendo el silencio. Hangeng se acercó a mí de improvisto y me dio un beso en los labios pillándome desprevenida. Iba a decir algo, pero él me interrumpió.
- Estar cerca de ti y hacer estas cosas - dice sonriendo de forma picara. 
- Yo no hago estas cosas con Woojung! - replique enojada, a lo que Hangeng soltó una risotada.
- Lo sé. Pero él te quiere mucho y sé que daría su vida por ti, ya me lo dijo - dice pareciendo melancólico - se que tu también lo quieres mucho…
- Es como mi hermano mayor - dije mirándolo seria - y es así como lo veo.
- Lo sé, da esa sensación - dice sonriendo - pero yo no quiero ser tu hermano - su sonrisa se torna maliciosa, dándome escalofríos. Baje la vista meditándolo. No era mala idea, de verdad que no. Ahora que Lee Bom había entrado a mi lista de enemigos, necesitaba protección si iba a atacarla de alguna forma física. Y Hangeng era lo bastante fuerte como para dominarla a ella y a su amiguito. Ya me lo dejo claro hoy. Además, para que negarlo. Hangeng era bastante sexy y el tenerlo como algo más que un amigo también me serviría. Algo así como un sex kitten. No pude no reír ante esa idea.
- Está bien - dije extendiendo una mano para ofrecérsela a Hangeng, este la tomo de inmediato sin dejar de sonreír. - ¡Pero! Yo decido si quiero o no, tú no me forzaras a nada y aquí en la escuela dejaras tus malas juntas. Si vas a andar junto a mí, necesito que limpies tu reputación - comencé a decir. Hangeng asentía a todo - no te comportaras de forma "cariñosa" conmigo en público. Tengo una reputación que cuidar - dije seria - ¡te comportaras como un amigo y jamás! ¡Escúchame bien, jamás! Le dirás de esto a nadie, ¿de acuerdo? - arquee una ceja al mirarlo. Hangeng pareció meditarlo de forma seria, pero luego se rio. Me jalo hacia él ocupando la mano que me sostenía.
- De acuerdo - susurro sobre mis labios, haciendo que sonriera.
- ¡Ah! Antes de que se me olvide - dije soltándome de su agarre para revisar mis bolsillos. Sacando una caja pequeña de color morado - esto es para ti. - tome su mano y la deposite en su palma. Él pareció examinarla de forma sospechosa - ¿no estabas enojado por esto antes? - dije riendo. Hangeng abrió la cajita, largándose a reír. Tenía las mejillas sonrojadas - ¿me lo vas a rechazar a mi también? - dije fingiéndome triste, haciendo un puchero.
- ¿Cuándo planeabas darme esto? - pregunto enseñándome el chocolate con forma de panda que estaba en el interior de la caja.
- No lo sé - murmure pensativa - creo que lo habría dejado en tu casillero como las demás. Así nunca te hubieses enterado de que era de mi parte - dije riendo nerviosa. La verdad es que después de que me separe de Sungmin, seguí un impulso y aparte un chocolate del montón que planeaba regalarle a mi amigo. No creo que se lo entregaría así y tampoco es que lo hubiese hecho yo con mis manos. Pero me alegre de haber seguido ese impulso.
- Gracias - dice acercándose a mí, haciendo un ademan de besarme. Corrí el rostro y el beso lo recibí en la mejilla
- Cuando yo quiera, ¿recuerdas? - Hangeng asintió sonriendo. - ¿eres feliz ahora? - pregunte de forma burlona.
- Mucho~ - responde con tono infantil haciendo que sonriera.
- Será mejor que volvamos a clases - mire la puerta. Era extraño que nadie subiera aquí si no teníamos clases tan pesadas. - recuerda lo que te dije. Desde mañana quiero a otro Hangeng en la escuela, así que aprovecha tu ultimo día - dije poniéndome de pie. Él también hizo lo mismo. Se veía bastante feliz. Guardo la cajita en el bolsillo de su chaqueta y luego se sacudió los pantalones. Iba a comenzar a caminar, pero lo detuve tomándolo del brazo - espera, aun no sellamos el trato como corresponde - dije sonriendo. Él me miro de medio lado intentando comprender lo que le decía. Me acerque más a él tomando la solapa de su chaqueta para jalarlo hacia mí. Hangeng tan solo se dejo llevar. Lo bese suavemente en los labios para luego alejarme, soltándolo por completo. Hangeng sonrió.
- Voy a disfrutar esto - susurro mirándome de forma pervertida. Camine frente a él sintiendo como me seguía. Ambos salimos de la azotea y fuimos rumbo al salón de clases.

Fue el comienzo de una amistad bastante extraña, pero conveniente para ambos.

Hangeng cumplió su promesa de al otro día comportarse diferente en la escuela y de a poco nos acercamos, como si la casualidad nos hubiese hecho buenos amigos. El incidente en el gimnasio fue sabido por varios y asociaron aquello con mi reciente amistad con Hangeng y luego su cambio de actitud.

Lo seguían mirando con respeto y un poco de temor, pero ya las chicas no se le acercaban como antes, no podían competir conmigo. 

Hangeng me dedicaba toda su atención y hasta comenzamos a comer juntos y a irnos juntos en la salida.

Aún tenía que encargarme de mis "enemigas"

Estaba en la azotea almorzando junto a Hangeng. Disfrutando del clima de primavera. Los exámenes habían terminado y pronto saldríamos de vacaciones. Le había pedido a mis cocineros que prepararan mi almuerzo para hoy y decidí compartirlo con Hangeng. Siempre tenía un apetito feroz, con todo el ejercicio que hacía en las prácticas del equipo.

- Como te decía, mi padre hablo con el director del colegio y aumentaron tu beca, así que ya no es necesario que trabajes - dije cogiendo un rollo de huevo para comerlo. Hangeng iba a decir algo, pero lo corte levantando la mano. Mi celular estaba sonando - dime - era Woojung quien me llamaba - ¿estás seguro? - dije emocionada - excelente. Reúne las pruebas que necesitamos - mire a Hangeng sonriendo - bien, nos vemos más tarde - colgué el móvil.
- ¿Woojung hyung? - pregunto Hangeng, tomando un sorbo de sopa. Asentí sonriendo.
- Es tiempo de venganza - junte mis manos frente a mi pecho echándome a reír. Él me miraba confundido. Iba abrir la boca para decir algo, pero lo calle metiéndole un alga en la boca - tu solo sígueme y veras de lo que hablo - Hangeng asintió no muy convencido. 

A la salida, me lleve a Hangeng conmigo en el auto. Woojung me paso una carpeta junto con un dvd portable. Él y Hangeng se fueron conversando todo el camino mientras que yo revisaba los papeles. Esa hija de político sería la primera en caer. Había prometido vengarme de ella por la paliza que le dio a Hangeng. Y no es que no se la mereciera, había sido un desgraciado con ella. Pero toco algo que me pertenecía y eso no tenía perdón.

Llegamos a una estación de servicios. Woojung me entrego un bolso cuando nos bajamos. Hice que Hangeng me siguiera hasta los baños. Ahí le entregue una bolsa de papel con ropa nueva dentro, toda de su talla. Él iba a protestar, pero lo hice callar con un gesto y lo mande al baño de hombres a cambiarse de ropa. Yo hice lo mismo por mi lado.

Cuando salí y llegue al auto, Hangeng ya estaba ahí con su ropa cambiada. Se veía aún más atractivo así. Con jeans y playera gris ajustada.

- Explícame que sucede - demando al verme llegar junto a él.
- Te dije que era tiempo de venganza, ¿o no? - mire a Woojung y él solo sonrió
- ¿Vengarse? ¿Y de quién? - lo medito unos segundos - ¿Lee Bom? - le hice una mueca de desagrado al escuchar ese nombre. Había un paquete de dulces abierto sobre el capo. Tome uno y se lo metí en la boca
- Para que pases el mal sabor al pronunciar el nombre de esa bruja - Woojung rio a carcajadas. Hangeng me miro enojado - ¿está todo listo? - pregunte mirando a Woojung.
- En unos 10 minutos más la veremos pasar por aquí - dice él mirando su reloj.

Nos volvimos a subir al auto y esperamos. Hangeng estaba de brazos cruzados, aun molesto por que no le decía nada. Pero sabía que en cuanto la viera, todo tendría sentido.

Como dijo Woojung, diez minutos después, ella apareció acompañada de un hombre joven. Nos bajamos del auto y los seguimos un par de calles.

El tipo hizo que se metieran a un callejón. Estaba todo planeado. Cuando los alcanzamos, ambos se estaban besando de forma acalorada.

- Vaya Minji, no sabía que tenías este pasatiempo - dije asustándolos
- ¿Qué? ¿Qué hacen aquí?! - grito roja hasta las orejas, mirándonos a los tres mientras se acomodaba la ropa.
- Podrías esperar a que lleguen a un motel, ¿no crees? - dije en tono burlón, tomando la carpeta que me ofrecía Woojung. Mire de reojo a Hangeng y al parecer al fin había entendido ya que sonreía divertido.
- ¡Has algo Peter! - reclama Minji, empujando al tipo a su lado. Woojung metió una mano al bolsillo de su chaqueta y saco un sobre con dinero. El tipo, que se llamaba Peter, se acerco a él sonriendo. Dejando a Minji con una mueca de sorpresa en el rostro.
- "buen trabajo" - dice Woojung en ingles, a lo que Peter asiente recibiendo el sobre con una gran sonrisa. Se da media vuelta y mira a Minji que seguía con la boca abierta intentando asimilar lo que ocurría.
- "Lo siento nena, dinero es dinero" - dice Peter moviendo el sobre en su mano, luego le lanza un beso antes de retirarse de escena. Minji se encamino hacia él para golpearlo, pero Hangeng la sostuvo de las muñecas, volviendo a colocarla contra la pared.
- Nos volvemos a ver - dice sonriendo, sujetándola con fuerza. Me acerco a ellos ojeando la carpeta.
- Minji, Minji, Minji - muevo la cabeza en gesto negativo. - ¿qué diría tu padre si viera lo que su adorable hija hace a sus espaldas? - hago una mueca burlona mientras saco una de las fotos para mostrársela frente a sus ojos. Ella abrió los ojos asustada al verla. Era una foto sexualmente explicita. - ¡o mejor aún! Podría enviarla a la prensa y ahí si que la carrera de tu padre quedaría destruida - observo otra de las fotos de la carpeta con fingido interés. Ella se larga a llorar forcejeando con Hangeng.
- ¡Maldita! ¡No te atreverías! - grita intentando acercarse a mi - y tu desgraciado, ¡suéltame! - mira a Hangeng con odio.
- ¿Quieres ponerme a prueba? - pregunto, saco una hoja de papel de la carpeta. Un examen. La observo unos segundos y luego se la muestro. Ella comienza a gritar como loca. Woojung saco a Hangeng y tomo su lugar, tranquilizándola de inmediato – “Instituto Medico El Nuevo Sol” – leí mirando a Woojung – bastante sarcástico el nombre, ¿no crees? – hice una mueca burlona – para ser una clínica donde se hacen “abortos”.

Alce la vista hacia MinJi que no dejaba de temblar en brazos de Woojung. Sentí un poco de pena por ella, después de todo era parecida a mí. Era hija única de una familia acomodada y sus padres no le prestaban atención. Pero la gran diferencia entre ella y yo era que yo tenía a mi lado a Woojung que cuidaba de mi.

Hangeng me miro asustado, abriendo mucho los ojos. Ya sabía lo que se le había cruzado por su cabeza.

- ¿Era de Peter? – pregunte mirándola. Ella me observo unos segundos con los ojos llorosos y llenos de rabia.
- ¡¡No!! – gritó furiosa, luego miro a Hangeng que seguía asustado detrás de mi – ¡Era tuyo! – grito largándose a llorar con ganas.

Hangeng se puso pálido, pero todo era mentira.

El aborto se lo había realizado hace 2 semanas y el feto tan solo tenía un mes de gestación. Hangeng estuvo con ella hace más de 3 meses.

- Minji – me acerque a ella mirándola furiosa – ¡¡¿me crees idiota?!! – grite frente a su rostro para luego ponerle el papel en la cara – ¿acaso piensas que Woojung hace sus trabajos a medias? – aleje un poco el papel de ella para apuntan un párrafo – ¡El feto no tenía más de un mes! ¡No vengas a culpar a Hangeng de tus errores! No sé cómo puedes ser tan estúpida – bufe molesta y me cruce de brazos caminando unos pasos hacia atrás.

Woojung la soltó y ella cayó al suelo arrodillada llorando sin parar. Me acerque a Hangeng y le tome de la mano para tranquilizarlo.

- Hanbyul-nim – dice Woojung, aun de pie al lado de Minj para sujetarla por si se ponía agresiva.
- Minji, ¿hagamos un trato? – dije acercándome nuevamente a ella. La pobre tipa levanto la vista para mirarme. De verdad me daba lastima.
- Que… ¿qué quieres? – pregunta entre sollozos, aun que se veía molesta.
- Tú tienes unos contactos que yo no poseo y necesito encargarme de 3 hienas – esboce una pequeña sonrisa, ya veía cerca mi victoria.
- ¿Quieres que las golpeen y las violen?! – exclamo asustada
- ¿Violación? – saboree esa palabra en mi boca con cierta fascinación. No era una mala idea, pero era demasiado... por ahora – no, aun no llega el día en que odie tanto a una persona como para desearle tal cosa – conteste sin quitarle la vista de encima – solo necesito que las atormenten, que hagan que deseen nunca haber pisado esta ciudad y la escuela. – Minji bajo la vista pensativa, quizás tanteaba sus posibilidades. 
- Puedo hacerlo – dijo levantando la cabeza para mirarme – pero, ¿qué me ofreces a cambio? – pregunta más calmada, poniéndose de pie con lentitud. Sostuve con fuerza la carpeta que aun tenia y se la entregue en sus manos. 
- Me desharé de todas las pruebas, incluyendo las del hospital – dije decidida – y le daré a Peter un regalo de despedida – eso pareció alegrarla más ya que sonrió burlona. – ¿tenemos un trato? – pregunte cruzándome de brazos nuevamente. Ella pareció meditarlo, pero no tenía otra opción, estaba en mis manos.
- Hecho – estira un brazo hacia mí ofreciéndome su mano. La mire con cierto asco, estaba llena de tierra pero igualmente la tome. Le hice un gesto a Woojung y este de inmediato la sujeto del brazo que tenia estirado doblándoselo hacia atrás.
- No te vuelvas a acercar a Hangeng, ¡¿me escuchaste?! – susurre enojada frente a ella. Minji asintió y luego corrió la mirada sintiéndose más humillada. 

Woojung la dejo libre y volví a acercarme a Hangeng que miraba todo el espectáculo fascinado. 

- Entonces, tenemos un trato. Recuerda que si no cumples con tu palabra, la prensa, tu padre y todos se enteraran de tus secretos.
- ¡Ya te dije que lo hare! – grito volviéndose hacia mí. 

Tome a Hangeng del brazo mirándola, le hice un nuevo gesto a Woojung y este saco un sobre de su bolsillo entregándoselo a la pobre tipa.

- Estas son las hienas – dije al ver que recibía el sobre – nos vemos en clases “querida” – sonreí burlona dándole la espalda, caminando con Hangeng y Woojung que nos seguía, dejándola sola.

Cuando nos subimos al auto, Hangeng no dejaba de mirarme removiéndose en su asiento. Parecía incomodo.

- ¡Eres un lobo con piel de oveja! – exclamo soltando una gran carcajada asustándome a mí y a Woojung que estaba manejando. 
- ¿Algún problema con eso? – pregunte burlona mirándolo de lado. Se acercó a mí, apoyando sus manos en el espacio que había entre los dos.
- “Me encanta” – susurro en chino, haciendo que sonriera. – pero ojala nunca me toque estar en tu contra. Das miedo.
- Solo sigue junto a mí y me asegurare de que nunca nadie ponga un dedo encima de ti – le sonreí más ampliamente. Ahora Hangeng era oficialmente de mi propiedad así que podía apoyarse en mi para cuidarlo como era debido. 

Un par de días después comenzó la diversión en la escuela.

En un principio todo parecían accidentes casuales. Mo-ne pasaba en el piso de tanta zancadilla que le hacían en los pasillos. En clases de gimnasia sus ropas desaparecían para que luego después de buscarlas por todos lados las encontraran en las duchas todas mojadas.

Supe por rumores que me llegaban que eran constantemente amenazadas por un grupo de un curso mayor. Les tiraban basura o rayaban sus ropas con palabras obscenas.

El profesor Kangin estaba como loco buscando a los culpables.

Ellas varias veces intentaron pedir mi ayuda apegándose a mí en los cambios de hora, pero con Hangeng a mi lado y su mirada intimidante, huían aun mas asustadas.

Fue tanto el bullying que recibieron que dejaron de ir a la escuela. Pero yo aun no estaba conforme. 

Luego de que el acoso se trasladara hasta sus casas ellas se rindieron.

El día que firmaron su traslado de escuela pude respirar tranquila nuevamente. Sabia de cierta forma que ellas intuían que todo su sufrimiento había sido obra mía, aun que nunca dijeron nada. Tampoco les convenía.

Fue así como termino ese año escolar, con Hangeng a mi lado ya no había nada que no pudiera hacer.

Aun que claro, todo eso cambio el día que el profesor Lee puso mi mundo de cabeza cuando llego a la escuela. Profesor Lee…

Fin del capitulo especial


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