Me
incorpore asustado, mirando hacia todos lados habituándome a la poca luz que
había en la habitación.
El
sonido de un látigo resonó en mis oídos haciendo que reaccionara de golpe.
Aun
tenia marcas en mis pantorrillas y trasero por culpa de ese chico rubio.
Mis
ojos se clavaron ante la figura que tenía en frente. Un sujeto pálido como la
playera que usaba, con el pelo de color rojo intenso. Sus facciones se marcaban
aun más con este extraño contraste.
Él
me sonrió, pero no era una sonrisa para nada amigable. En su mano sostenía el látigo
que me hizo despertar.
-
Bienvenido
– dijo el pelirrojo. Su voz era suave pero firme. Coloco ambas manos tras su
espalda observando mi reacción. – Donghae, verdad? – pregunto alzando una ceja.
No
me atreví a responder a esa pregunta de forma verbal, así que asentí corriendo
ligeramente la mirada inspeccionando levemente el lugar en el que estaba. Él
puso cara de sorpresa.
-
Vaya
– dijo sonriendo – así que sabes cómo comportarte después de todo – saco la
mano donde tenía el látigo haciéndolo sonar de nuevo. No pude evitar retraerme
ante el sonido – veo que el vendedor te instruyo bien mientras te preparaba. –
agrego pensativo. – de pie con las manos en la cabeza! – ordeno con voz firme.
Lo
mire frunciendo el ceño de forma desafiante. Aun que se veía que era alguien
severo por la postura que tenia, no podía evitar revelarme ante la orden que me
dio.
Él
sonrió momentáneamente al ver que no le hacía caso. Pero luego blandió el látigo
cambiando la expresión de su rostro. La punta de este alcanzo mi costado
izquierdo dejando una marca roja. Me mordí el labio para no gritar, no le daría
ese gusto.
-
De
pie! – ordeno nuevamente mirándome fijo, esperando a que le hiciera caso. Corrí
el rostro unos segundos.
-
No!
– respondí sin mirarlo. Seguro me golpearía de nuevo – no soy un beta! Así que
deja de tratarme como uno! – grite volteándome a mirarlo rojo de rabia. El
pelirrojo tenia las cejas alzadas expresando su asombro por mis palabras.
Otro
joven que no había visto avanzo un par de pasos hacia mí a toda velocidad,
alzando una mano para golpearme. Corrí el rostro por reflejo. Ya sabía cuánto
dolían las cachetadas.
-
Detente
Siwon. – ordeno el pelirrojo visiblemente molesto. El tipo alto de pelo negro
me miro con furia antes de darse vuelta a mirar al pelirrojo.
-
Amo,
le está faltando el respeto. No puedo permitírselo – dijo colocando una voz
suave, bajando la mirada.
-
Está
bien, me gusta. Será todo un reto domar a esta fierecilla – respondió el
pelirrojo sonriendo
El
moreno hizo una leve venia y se alejo de mi un par de pasos pegándose a una
pared lisa, mirándome de reojo.
Si
algo sabía era que los sirvientes eran algo parecido a los beta, solo que sin practicar
sexo con sus amos. Pero este sirviente algo extraño tenia.
-
Hmm,
en que estábamos? – dijo el pelirrojo llamando mi atención al comenzar a
caminar de un extremo al otro de la habitación de forma lenta, sin perderme de
vista. Parecía pensativo. - Trae a Sungmin – dijo deteniéndose de golpe,
apuntando hacia delante con el látigo. El sirviente hizo un ligero movimiento
con su cabeza para asentir y luego desapareció por la puerta.
Nos
quedamos los dos solos y mi ansiedad creció.
Aun
que no era un viejo como temí en un comienzo, este joven que me miraba de forma
penetrante me inspiraba más miedo y rechazo como si fuera un viejo canoso y
decrepito. Me causaba un temor parecido a lo que sentí cuando estuve en la
subasta con el joven rubio. Tenía esa aura de superioridad que me hacía
sospechar que por mucho que me resistiera, haría añicos mi orgullo y voluntad.
Camino
hacia mí con lentitud, devorando mi cuerpo con su mirada. No pude evitar
retroceder en el suelo hasta que mi espalda choco con la pared haciéndome dar
un respingo al sentir el contacto con la fría superficie. El pelirrojo sonrió.
-
Parece
que ya se te acabaron las agallas – comentó colocando sus manos tras la
espalda. Se agacho levemente observándome de cerca. Intente taparme la
entrepierna como pude.
Su
mano izquierda sujeto mi mentón con fuerza, alzándolo levemente, obligándome a
mirarlo.
-
Jamás
me había tocado conocer a alguien como tu – dijo agachándose del todo, quedando
en cuclillas frente a mi – ya verás cómo nos divertiremos tu y yo – lo mire
enojado unos segundos y luego le tire una patada para empujarlo y así hacer que
cayera de espaldas. Pero él fue más rápido. Sujeto mi pierna con su brazo y me
derribo al suelo con él hincado entre mis piernas. Ahogue un grito de dolor ya
que había caído sobre mis manos que seguían atadas a mi espalda. – me gusta que
te hagas el difícil, eso solo lo hace más entretenido – susurro acercándose a
mi rostro con una sonrisa arrogante pegada en su boca. Pensé que me besaría o
algo parecido, así que cerré los ojos apretando los labios.
Pero
luego sentí que se puso de pie, abrí los ojos observando a mi alrededor
asustado. La habitación era gigante, con una sola puerta en el centro y un gran
ventanal al lado derecho, pero tenía las cortinas corridas así que se iluminaba
por la luz del gran candelabro que estaba en el techo.
El
pelirrojo camino hasta uno de los estantes que había en las paredes al lado
izquierdo. Tenía toda clase de objetos que en mi vida había visto. Tomo una
varilla de uno de ellos, dejando el látigo que cargaba en su mano derecha sobre
un mesón donde había objetos similares, la varilla tenía una especie de pluma
en la punta y el resto estaba hecho de madera por lo que pude apreciar. Volvió
hasta donde yo estaba, caminando con lentitud.
Ya
me había acomodado de nuevo en el suelo apegándome bien a la pared con las
piernas recogidas hacia mi pecho.
-
Veremos
que tan virgen eres cuando llegue Sungmin, pero mientras – dijo pasando esa
varilla un costado de mi torso dándome escalofríos. La punta era suave y algo
agradable. Después de los golpes que recibí era como una caricia que puso mi
piel de gallina. Observe como sonreía con gusto ante mi reacción. Intentaba que
bajara mi guardia. – se que eres un beta en entrenamiento, por eso tratare de
ser suave contigo. Aun que no te prometo nada – la expresión divertida de su
rostro cambio en un instante, colocando una mueca sombría que me asustó.
-
AH!
Mierda!! – grite al sentir el primer golpe sobre mi muslo izquierdo. El dolor
que me provoco era como si algo me hubiese mordido arrancando un pedazo de mi
piel.
Los
siguientes golpes cayeron sobre mi brazo, pecho y cadera. Uno tras otro, de
forma consecutiva.
-
Detente!!
BASTA!! – gritaba retorciéndome en el suelo intentando alejarme de su varilla
infernal, pero él no se detuvo y tampoco mostro seña alguna en su rostro de
querer detenerse o de que lo estaba disfrutando. Siguió golpeándome sin piedad,
no dándome ni un solo respiro. – por favor!! Para!! – grite llorando, ya no
soportaba el dolor.
El
sonido de la puerta cerrándose de golpe hizo que detuviera su castigo. Se
agacho unos segundos a mi lado colocando su mano fría sobre mi piel que ardía a
causa de los golpes. Enfoque su rostro entre mis lagrimas y pude ver que
sonreía con gusto. Sentí una presión en mi pecho al contemplarlo.
Lo odiaba.
Apenas
habían pasado unos minutos y ya lo odiaba con toda mi alma.
Se
puso de pie y dio media vuelta dándome la espalda encarando al sirviente y a un
joven desnudo de pelo negro que estaba arrodillado a su lado, con la vista en
el suelo.
Sentía
mi cuerpo arder por todos lados y tenía mi vista nublada a causa de las
lagrimas, pero tampoco podía secármelas ya que seguía con las manos amarradas.
Me
senté como pude en el suelo, apoyando mi espalda con suavidad contra la pared,
ya que también me había golpeado ahí aprovechando que me retorcía en el suelo escapando de él.
Recupere
el aliento de apoco, logrando calmarme. Observe mi torso y piernas asustado. Tenía
marcas rojas de forma alargada por todos lados. Habían pocas zonas en donde mi
piel seguía de su color natural.
Era
un sádico.
Trague
duro al escucharlo hablar nuevamente.
-
Sungmin
– escuche decir con tono serio. De inmediato el chico que estaba en el suelo se
acerco gateando a su lado. En cuanto llego junto a él acerco su boca a la
pantufla del pelirrojo y la beso con mucho respeto y no se levanto de ahí hasta
que él le dijo que lo hiciera. – tengo un trabajo para ti – se volteo levemente
a mirarme con esa sonrisa arrogante que ya comenzaba a detestar aun más que a
su presencia misma.
El
chico llamado Sungmin me miro con interés, enarcando una ceja al recorrer mi
cuerpo con los ojos. Sonrió levemente al ver en el estado en el que estaba.
-
De
pie con las manos en la cabeza – ordeno el pelirrojo de pronto, apartándose a
un lado con las manos cruzadas tras su espalda. El joven de inmediato se puso
de pie de un salto colocando ambas manos tras la nuca, estirándose del todo.
Ahogue un gemido de sorpresa al observar su entrepierna. Tenía su miembro completamente
erguido y de un color rojo que se veía doloroso. Pero a él parecía no
importarle en lo más mínimo.
El
pelirrojo pareció notar mi interés en la entrepierna de Sungmin ya que sin
aviso previo tomo el miembro entre sus dedos, acariciando la punta. El joven
por poco pierde el equilibrio ante tal acción, pero aun así ningún sonido salió
de su boca.
-
interesante,
no crees? – pregunto mirándome de reojo – supongo que nunca has tenido una
erección así antes y que es por esto que miras tan fijamente la entrepierna de
Sungmin – dice volteándose a mirarme por completo sin soltar el pene del beta. –
y también, si no me equivoco, jamás has visto a alguien manteniendo relaciones
sexuales – me apunta con la varilla que aun cargaba en su mano. Automáticamente
me retraigo, pegándome aun más a la pared. – Qué? Ya se te acabaron las ganas
de responder? – pregunto sonriendo levemente mientras meneaba la cabeza.
Soltó
el miembro de Sungmin haciendo que este suspirara de forma sonora. Su verga
ahora estaba más roja que antes y se movía de una forma inusual. Paso una mano
por el rostro del moreno, alzándolo levemente para que mirara el techo.
-
puedes retirarte - dijo mirando a Siwon de reojo. Sin soltar el mentón de
Sungmin, el cual acariciaba con su pulgar.
El
mayordomo hizo una leve venia con una mueca sombría en el rostro. Cosa que el
pelirrojo al parecer prefirió ignorar.
En
cuanto nos quedamos los 3 solos en la habitación. El pelirrojo se alejo de
Sungmin y camino hasta donde estaban sus "juguetes". Abrió una
especie de panel que había en la pared y comenzó a apretar botones.
Las
paredes comenzaron a temblar al igual que el piso. Apareció una cama al
voltearse una esquina del piso de madera. En las paredes salieron varios
objetos que no sabría como describir, pero lo que más me llamo la atención es
una cruz de madera con una extraña punta sobresaliendo del palo de abajo. Al
verla me dio escalofríos.
- Así
está mejor - murmuro el pelirrojo. Ahora toda la habitación estaba llena de
muebles y objetos por todas partes. Una mesa en una esquina. Un sillón frente a
la cama y por todas las paredes habían ganchos con esposas de todo tipo. Vuelvo
mi vista al pelirrojo y veo que me observa entretenido. - interesante, no
crees? - pregunta a la nada.
Se acerca a Sungmin aun sosteniendo esa
varilla del infierno. Con un solo gesto hace que este se arrodille ante él con
las manos sobre las piernas. Sonríe complacido acariciando su cabeza con
suavidad. Yo lo observo intrigado. Acaso también puede ser tierno si se lo propone?
-
ah... No podemos empezar sin antes asegurarme que lo disfrutes también - dice
colocando su mano sobre su mentón de forma pensativa - después de todo será tu
primera vez.
Me
observa con esa sonrisa irónica que me da escalofríos.
El
pánico se apodera de mí en cuanto veo que se me acerca. En unos instantes lo
tengo frente a mí con esa varilla bien sujeta a su mano derecha.
-
de pie - dice serio y autoritario. Un escalofrió recorre mi espina. Observo la
varilla y como sus nudillos se ponen blancos al apretarla - no me hagas
repetirlo - ahora su tono es amenazador.
Mueve un poco la varilla y de inmediato me
coloco de pie ayudándome de la pared. Sentía los músculos entumecidos y la piel
ardiendo de forma uniforme. Levanto la vista y lo veo sonreír con gusto.
-
bien. Quédate quieto - una vez más su tono autoritario. Se me acerca rodeándome
con sus brazos. Siento su aliento sobre mi cuello y sin entender el por qué,
tiemblo. Y después de unos instantes mis manos están libres.
Me
quedo paralizado ante esta reacción de mi cuerpo. Pude aprovechar el momento y
empujarlo, morderlo o algo pero me quede helado por su repentina cercanía y ese
olor dulzón que emanaba de su pelo.
Moví
las muñecas sintiéndolas adoloridas. Pero poco duro la libertad.
El
pelirrojo me tomo del brazo y me arrastro unos pasos por la pared hasta quedar
debajo de uno de los tantos ganchos que había colgando de la pared. Me levanto
el brazo y con un movimiento rápido quede esposado con una correa de cuero.
Luego hizo lo mismo con mi otro brazo. Tenía las manos suspendidas sobre la
cabeza y estaba completamente expuesto.
El
pelirrojo rio de forma sonora pasando sus dedos largos por la varilla de
madera.
- pensé
que pondrías mas resistencia. Eso me decepciona un poco - dice mirándome de
reojo haciendo una mueca. Lo miro incrédulo con la boca abierta.
- Imbécil
- mascullo corriendo la mirada.
-
Cuida tu lenguaje! - alza la voz lo suficiente como para que me retraiga hacia
la pared. Otra vez siento su risa burlona - tienes toda la pasta de ser un beta
- murmura sonriendo - y serás el mejor para mi - acaricia mi mentón con sus
dedos de forma suave sorprendiéndome.
Se
aleja de mi y camina de nuevo hacia Sungmin que seguía en la misma posición en
la que le había dejado. Acaso esperaba eso de mi? Obediencia absoluta? Ni
hablar! Que me haya tomado de sorpresa es muy diferente.
Cuando
llega frente a él se desabrocha el botón de su pantalón. Sungmin levanta la
vista lentamente y alcanzo a ver el gesto afirmativo que le hace el pelirrojo
antes que el moreno, de forma rápida pero a la vez suave, comienza a bajar el
cierre del pantalón ya desabrochado. El pelirrojo separa las piernas un poco y
Sungmin introduce su mano dentro del pantalón.
Un
suave quejido escapa de los labios del pelirrojo y observo incrédulo como
Sungmin saca su miembro erguido de ellos. Ahogo un grito de asombro al ver lo
que hace a continuación. Todo el pene del pelirrojo desaparece dentro de la
boca del moreno. Luego lo vuelve a sacar haciendo un sonido de succión cuando
su boca alcanza la punta.
Y
vuelve a repetir el proceso.
La
cabeza de Sungmin se mueve de un lado al otro mientras chupa el miembro del
pelirrojo. Estoy congelado nuevamente y con la boca abierta mirando como lo
hace. No puedo apartar la mirada.
Los
gemidos que emite el pelirrojo me erizan la piel y una extraña corriente me
recorre el cuerpo concentrándose en mi vientre. No entiendo muy bien lo que
ocurre.
-
ah... Sungmin.. - mi corazón da un salto al escuchar al pelirrojo hablar y mis
mejillas se tiñen de rojo. O al menos así lo creo ya que las siento calientes.
Aun que todo mi cuerpo lo siento ardiendo.
La
mano del pelirrojo se mueve y se posa sobre la cabeza de Sungmin y comienza a
moverlo, estableciendo un ritmo. Las caderas del pelirrojo se menean de forma errática
aun que noto que intenta mantenerlas quietas y sus gemidos aumentan.
Desearía
poder taparme los oídos.
-
ah.. Sungmin - murmura mordiéndose el labio inferior. De pronto gira su rostro
hacia mí y nuestras miradas se encuentran. Tenía los ojos brillosos y cargados
de deseo. Abre un poco la boca haciéndome imitar su gesto. Me tiene
hipnotizado. - hmmm... Donghae - susurra sin quitar la vista de mí. Dios! Mi
cuerpo reacciona de forma inesperada. Siento la sangre correr por mis venas y
posarse en una zona en particular de mi cuerpo. - ah... Donghae - repite mi
nombre nuevamente. Aparto la mirada avergonzado. Estoy jadeando y me siento demasiado
sensible. -ahh! Mas fuerte! -ordena de pronto haciendo que los mire.
Mi
curiosidad puede más.
Sungmin
había acelerado el ritmo de succión y en unos instantes el pelirrojo mueve las
caderas hacia adelante suspirando sonoramente. Tenía el pelo de Sungmin
fuertemente agarrado con su mano. Con un gruñido veo como su cuerpo se relaja y
Sungmin se retira momentáneamente.
Un
hilo de algo viscoso le sale de los labios y chorrea al mentón.
No
soy tan inocente como para no saber que eso es semen.
El
pelirrojo le limpia el mentón con su pulgar mientras Sungmin se lame los labios
y luego lame el pulgar del pelirrojo.
-
buen chico - dice sonriendo.
Me
quedo sin aliento. Su sonrisa es despampanante y sincera. Jamás creí que un
hombre sádico como él pudiera sonreír así.
Se
voltea hacia mí arreglándose los pantalones. Escondiendo su virilidad, aun que
los deja desabrochados. Sungmin se queda hincado en el suelo con las manos
apoyadas sobre sus piernas.
Veo
en su rostro sorpresa al mirarme. No comprendiendo muy bien el por qué, bajo la
mirada y me sorprendo de igual forma. Mi cuerpo había reaccionado.
-
vaya - murmura con esa sonrisa arrogante pegada en sus labios - así que... Eres
virgen? - dice alzando una ceja. Aparto la mirada demasiado avergonzado hasta
para decir algo en mi defensa. Pero de golpe giro mi cabeza hacia el frente al
sentir los fríos dedos del pelirrojo en mi virilidad - esto es motivarte! - exclama mirándome de
forma lasciva. - sabía que responderías de buena manera a un poco de estimulo
visual - acentúa sus caricias en mi miembro recorriéndolo con sus dedos. Agacho
la cabeza jadeando con la boca abierta. Un suave hormigueo me recorre desde la
planta de los pies hasta mi vientre. De forma instintiva tiro mis caderas hacia
delante buscando mas contacto con sus fríos dedos.
Un
varillado llega de golpe sobre mi muslo derecho haciéndome gritar. La presión
de la mano del pelirrojo sobre mi miembro se incrementa causando un efecto
extraño en mi.
Vuelvo
a jadear levantando levemente el rostro, apoyando mi cabeza sobre mí brazo
izquierdo que esta esposado.
Nuevamente
siento la varilla sobre mi piel, esta vez en mi costado.
Aprieto
los labios intentando no gritar.
El
hormigueo se vuelve más intenso y la sangre me hierve en las venas circulando a
toda velocidad, acumulándose la mayoría en mi entrepierna.
Echo
la cabeza hacia atrás al recibir un nuevo golpe en mis pantorrillas. Jadeo con
la boca abierta.
Mi
mente se pone en blanco y sé que debo reaccionar. Negarme a esta flagelación y
lograr salvar mi culo. Pero con esta extraña combinación de estímulos me tiene
a su merced. Desconcertado totalmente.
Siento
la mano del pelirrojo alejarse de mi cuerpo y me enderezo de inmediato encontrándome
con su mirada divertida.
-
interesante de veras - dice alejándose un poco de mi, caminando hacia Sungmin.
Me
siento aun mas avergonzado. Mis mejillas arden de lo rojas que están.
El
pelirrojo se acerca con Sungmin hasta quedar este último frente a mi aún arrodillado en el suelo y con la mirada sobre
sus manos.
-
Bien Sungmin, quiero que le des un poco de cariño a tú nuevo compañero de
cuarto - dijo el pelirrojo, sonriendo al mirarme.
Sentí
unas manos envolver mi virilidad haciendo que mirara en esa dirección. Sungmin
tenía mi miembro entre sus manos y estaba a punto de meterlo dentro de su boca.
-
No! Detente! - rogué recibiendo un varillado sobre mi vientre. Sentí como
quemaba mi carne en la zona que golpeó. Lo mire enojado intentando mover mis
manos. - basta! - grite moviendo mi cuerpo. Sungmin me agarró con más fuerza y
el pelirrojo volvió a azotarme con su varilla.
-
Parece que no te gusta que te traten con gentileza - dijo el pelirrojo. Su tono
de voz me dio escalofríos. - Sungmin - volvió a decir y sentí como mi miembro
era envuelto con algo cálido y húmedo.
No
pude evitar que un gemido escapara de mi boca. Era una sensación extraña pero
placentera que me recorría por completo. La lengua del moreno se sentía áspera
contra la piel de mi miembro, provocándome escalofríos.
Tire
mis caderas hacia adelante, en un claro reflejo de sentir más de ese húmedo calor,
pero un varillazo sobre mi cadera me detuvo de golpe. Gemí con la boca abierta
cuando la boca del beta llego a la punta de mi miembro, succionando.
Mis
piernas estaban adormecidas, al igual que mis brazos. Al parecer toda la sangre
había fluido y concentrado en mi entrepierna. Jadee ya no pudiendo resistir mas
el estimulo. Quería mover mis caderas, lograr mas fricción contra la boca del
moreno, pero el miedo de que me volvieran a golpear me mantenía casi pegado a
la pared.
-
Basta..
por favor.. – jadee cerrando los ojos. Mi cuerpo sudaba acalorado y el extraño
hormigueo en mi vientre ahora se hacía insoportable.
-
Perfecto,
perfecto. Mas rápido Sungmin – escuche la voz del pelirrojo como en una
nebulosa.
La
boca del beta comenzó a trabajar aun mas rápido, succionando la punta y
lamiendo toda la extensión, hasta el final. Podía sentir como mi miembro tocaba
el fondo de su garganta.
Decidí
mandar todo a la mierda en esos momentos. Moví mis caderas, comenzando a
embestir la boca del moreno. La varilla me ataco nuevamente en el pecho y en el
muslo. Gemí de dolor, pero el placer era aun mas grande así que seguí haciéndolo
y el pelirrojo siguió golpeándome.
El
hormigueo se hizo más intenso, hasta que sentí la explosión.
Todos
mis músculos se contrajeron cuando mi pene comenzó a eyacular en la boca de Sungmin.
Fue tan fuerte el orgasmo que perdí el conocimiento, alcanzando a ver la
sonrisa de satisfacción del pelirrojo antes de irme a negro por completo.
1 comentario:
Wooaa tienes que actualizar por favor!!! jaja, es que esta rebueno tu Fic!!! ya te lo habia dicho antes, pero me encanta y tengo que leer máas <3 por favor, actualizaa *O*
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